Guggenheim
El artista Ernesto Neto apela a la corporalidad en el Guggenheim
Redacción
La muestra del artista brasileño se abrirá al público este viernes, día 14, y permanecerá en el museo hasta el 18 de mayo. "Ernesto Neto: el cuerpo que me lleva" recopila medio centenar de obras.
El artista brasileño Ernesto Neto presenta este jueves en el Museo Guggenheim su exposición "Ernesto Neto: el cuerpo que me lleva", que recopila más de medio centenar de obras creadas desde finales de los años ochenta.
La muestra de Neto (Río de Janeiro, 1964) se abrirá al público el próximo viernes y se prolongará hasta el 18 de mayo, según informa el museo.
El propósito de la exposición es invitar al espectador a vivir una experiencia sensorial a través de una fusión de instalaciones, esculturas y arquitecturas.
Las piezas de Neto han sido creadas “para atravesarlas, habitarlas, sentirlas e incluso olerlas”, lo que permitirá al espectador interactuar y, así, llegar a su propio cuerpo, sus sentidos y su mente a través de las obras.
Parte de las obras seleccionadas han sido reconfiguradas para adaptarse a los espacios del museo y otras, han sido creadas de forma expresa por el artista para la muestra.
Neto se adentra en los aspectos comunes de las relaciones humanas a través de esculturas que apelan a la sensualidad y la corporalidad.
La de Neto es una de las exposiciones destacadas del Guggenheim para este año, a la que seguirá en marzo una retrospectiva dedicada a Yoko Ono.
En verano, habrá una muestra retrospectiva de Georges Braque y una primera selección de obras procedentes de las colecciones Guggenheim, que incluirán lo más destacado del siglo XX, desde Picasso al arte contemporáneo.
La segunda parte de esta muestra de colecciones será en octubre, centrada en los movimientos artísticos fundamentales del siglo XX, desde los maestros de las vanguardias históricas hasta las instalaciones más contemporáneas.
Ernesto Neto: 'Pensar sobre qué pensamos'
El artista brasileño invita en su obra a sentarse a reflexionar, a "pensar en lo que pensamos", en algo que merezca la pena, y no en el bombardeo habitual de malas noticias y mensajes publicitarios.
"Quiero que paremos. Quiero que no se piense. ¿Por qué pensamos tanto? ¿En qué pensamos tanto? ¿No será mejor esperar un poco y pensar en lo que pensamos?", se ha preguntado.
Varias de sus obras invitan a sentarse a reflexionar, sobre todo, una pasarela realizada con metros de ganchillo que cuelga del techo, en la que el visitante puede recostarse en lo más alto para hacer un descanso y sintonizar su pensamiento.
"Es muy importante que podamos respirar y pensar por nuestra propia cuenta, para pensar en algo que valga la pena. Estamos bombardeados por la televisión, por las malas noticias, por libros de autoayuda. ¿Libros para pensar o para no pensar?", se vuelve a cuestionar Neto.
El cuerpo es la segunda de sus ideas fijas, "el cuerpo que nos lleva" como dice el título de la exposición, del que la mente es sólo una parte. "El cuerpo es más honesto, la mente es más maliciosa", defiende Neto.
Por eso, "quiero que las personas piensen con otras partes del cuerpo, con el corazón, con la inteligencia, y no se queden en juegos culturales que nos marcan cada vez más una situación de prisión, de falta de libertades".
Para Neto, todos interactuamos: "Las personas respiran, el aire que está entrando y saliendo de mi cuerpo está entrando ahora dentro de usted, las moléculas que están dentro de mí están ahora dentro de usted".
De ahí que construya obras permeables, con telas blancas, con gasas, poliamida (el material de las medias de mujer), como la monumental instalación "Que no te asuste el caos", en cuyo interior el artista se casó.
Un cuerpo unido a la naturaleza: "Entiendo el mundo como un cuerpo, la tierra como un cuerpo, estamos pensando mucho la tierra como imagen o paisaje, y creo que es un cuerpo, pero no como la madre tierra, que es una idea más teológica, sino que la naturaleza está dentro de nosotros".
La idea de una naturaleza viva en nuestro interior se aprecia en "Dulce borde", una obra en la que el artista construye su propio bosque con un horizonte de nailon que filtra la luz.
Una armonía con el mundo natural en la que no podía faltar la reivindicación de la cultura indígena, no solo en el contenido, en la recreación de un bosque, sino en los materiales que utiliza, como el ganchillo o las trenzas de cuerdas.
"La amistad, la familia, son cosas mucho más importantes que la economía. Hay que comer, hay que trabajar, no hay duda, pero estamos en la vida para brincar, para jugar, la alegría es parte de la vida. Tenemos que luchar por las cosas que queremos, no podemos dejar que los imperios, la brutalidad, nos maten, porque nos matan un poquito cada día con sus agentes culturales, sus periódicos", ha comentado.
"La vida no es fácil, pero eso no significa que el dolor, el sufrimiento, sean la manifestación más profunda de la vida. No, es natural estar alegre, vivir con más armonía, con corazón y cariño".