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Tercera jornada

The Black Keys da con la tecla para cerrar el Bilbao BBK Live

Natxo Velez | eitb.com

El dúo de Ohio ofreció un elegante recital centrado en sus clásicos recientes en la última jornada del festival bilbaíno que cerró anoche su edición más multitudinaria.

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El impredecible mercado musical dicta sus reglas, y, así, ocurre que un mismo grupo puede congregar a 20 personas un día y a 40 000 otro día actuando en la misma ciudad. Es el caso de The Black Keys, que en su primera visita a Bilbao en el año 2004 convocaron a dos decenas de personas en la sala Azkena, y ayer enfervorecieron a una multitud en las campas de Kobetamendi. Por el camino, una década y muchos éxitos del combo integrado por Dan Auerbach y Patrick Carney.

La última jornada del festival Bilbao BBK Live, con todo el papel vendido como en las dos anteriores, comenzaba para nosotros en la carpa que alberga el escenario número 3, bajo un sol desconocido hasta el momento en todo el desarrollo de esta edición de la cita musical. Allí, los madrileños The Rebels descargaron, plenos de potencia y actitud -final con rotura de guitarra sobre el escenario incluido-, su rock and roll sin aderezos ante un público todavía muy reducido.

A continuación, en el escenario principal, realizamos nuestra primera incursión en el sonido de la Norteamérica profunda, presente durante la última noche festivalera, a través del trío canadiense Elliott Brood y su country y bluegrass.

Cambiando de tercio y desandando el camino, a las siete de la tarde volvimos a la carpa para asistir a la descarga de unos Belako a los que el escenario 3 se les quedó pequeño. Los mungiarras comenzaron su concierto a degüello, sonando como un tiro; se notan los numerosos conciertos festivaleros a los que están abonados últimamente.

Los vizcaínos hicieron temblar el suelo de la carpa durante los tres cuartos de hora de los que dispusieron, enlazando un tema tras otro y cambiando su disposición en el escenario continuamente alternando sus instrumentos. Muy notable concierto, que nos retuvo en nuestras posiciones y nos hizo cambiar de planes por lo que nos perdimos a los neoyorquinos Skaters.

Los Enemigos pusieron el contrapunto al refinamiento de algunas de las propuestas de esta edición con la autenticidad de su rock and roll, que los madrileños desplegaron, versión de “Señora” de Joan Manuel Serrat mediante, durante una hora.

Tras ellos, Band of Horses dieron uno de los mejores conciertos del festival, trayendo de nuevo a Kobetamendi renovados ecos de la América profunda, tamizados a través de un toque indie. Los de Seattle partieron con reposo y jugaron con los ambientes e intensidades apoyados en la personal voz de Ben Bridwell. Dejaron claro que son uno de los grupos del momento y que actualmente gozan de un estado de forma envidiable. Abandonaron el escenario dejando un gran sabor de boca y joyas como la inevitable “The Funeral” para una audiencia que comenzaba a ser ya muy numerosa.

Y si la cara fue Band of Horses, la cruz fue The Lumineers que, con su folk descafeinado, no consiguieron enganchar al público más allá del popular single “Ho hey”, una bala que quemaron, además, a las primera de cambio pues la tocaron al comienzo del show.

Finalmente, tras media hora de espera durante la que los técnicos dispusieron en la parte trasera del escenario un enjambre de focos, llegó la cita principal del festival: The Black Keys.

Olvidándose un poco de su reciente nuevo disco “Turn Blue” para centrarse en sus discos más exitosos, “Brothers” y “El Camino”, Auerbach y Carney atacaron con “Dead and gone” y “Next Girl” arropados por dos músicos de apoyo encargados de los teclados y el bajo.

Mostrándose al numerosísimo público en las pantallas a través de efectivos filtros y con un montaje visual a la altura, The Black Keys fueron desgranando su rastra de hits sabedores de jugar cartas ganadoras como “Gold on the celling” –coreadísima–, “Howlin’ for you” o la nueva “Fever” y su bailable línea de bajo.

Auerbach y Carney no se olvidaron, para desgracia de aquellos que solo esperaban "a los de Lonely boy", que llegó, claro, y puso a bailar a los 40 000 asistentes, de sus raíces blues rock presentes en los lisérgicos punteos de un Auerbach perfecto anoche a la voz.

Tras abandonar el escenario, volvieron para ofrecer una emotiva “Little black submarines” y, como es habitual, despedirse con una versión espectacular de “I got mine” del disco que comenzó a mostrar la apertura de su sonido blues rock de garaje, “Attack & release”.

Reafirmando su estatus de cabeza de cartel y cumpliendo con creces con las expectativas creadas en torno a ser el principal reclamo del festival, The Black Keys abandonaron triunfantes la novena edición del Bilbao BBK Live.

Tras ver cómo La M.O.D.A. animaba con su efectiva propuesta fiestera la carpa, abandonamos Kobetamendi con la vista puesta en la siguiente edición del Bilbao BBK Live, que será la décima del festival.

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