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'Le Festival', de cerca

Crónica tardía desde el palacio varado

Begoña del Teso | Cannes

El cine que se ve en nuestras ciudades ha vuelto por sus fueros. Los mutantes de X-Men han derrotado  a Godzilla en los cines de Iparralde y Grace de Mónaco triunfa al otro lado del Bidasoa...

El Festival de Cannes ha terminado. Foto: Efe.

Extraño domingo el 25 de mayo frente a las islas Lérins y Santa Margarita. Cielo encapotado sobre Mediterráneo grisáceo. Calles solitarias sin el rumor de los pasos apresurados de miles de acreditados y cientos de buscadores de sueños (es decir: una invitación, aquí no se compran ni venden entradas. A no ser... a no ser en el mercado negro). Sin policías municipales. Sin CRS. Sin Ferraris. Sin DJ salvaje poniendo música a la ceremonia de entrada a una sesión de gala.

En el palacio, en palacio, el paisaje recordaba al hotel de El resplandor. O al de la película de Ryan Gosling, Lost River, tan excesivamente lynchiana, tan a lo La noche del cazador pero al mismo tiempo tan interesante y embrujada. Alfombras medio recogidas, mesas sin patas, vasos de café sin café, guardianes de las puertas de las salas sin intención (casi) de impedir el paso a los cinéfagos que recuperaban las películas pérdidas en las turbulencias de las horas de los días del Festival.

Tibia desolación, Tristeza acogedora. Veíamos Leviathan, que mereció mayores honores que el no pequeño premio al mejor guión. Es propuesta de formas fílmicamente suntuosas que envuelven un relato cruel sobre  un mundo corrupto, obsceno, el de los pequeños zares capitalistas de Rusia. Veíamos el filme de Zvayagintsev, autor de aquella diáfana Elena, y nos preguntábamos cuándo volveríamos a discutir sobre el último Assayas, ese Sils Maria cargado de actrices maravillosas, pleno de clasicismo y modernidad. Se estrenará en Iparralde el 20 de agosto...

La bestia de Cannes se adormilaba bajo los cielos nubosos. Se diría también fuese uno de los esqueletos de las grandes ballenas que dormitan en el paisaje sin horizonte del filme de Zvyagintsev.

No había casi periódicos en los kioscos ya cerrados. Libération no sale el domingo, Le Monde saca una edición especial y extraña  como puente para el lunes. El diario del Festival no se edita...

Los goles del Real Madrid habían sido celebrados en Antibes con cohetes porque en la Provenza pocos saben algo de Simeone... Fuimos al Mercado de las Flores en Niza. Compramos los últimos limones de la temporada de Villafranque, moras de Marruecos y calçots autóctonos. Recuperamos un filme increíble, violento y ucraniano, The Tribe dialogado en lengua de signos, sin subtítulos, sin voz en off alguna, impactante a tope y  emprendimos la vuelta. Europa seguía votando. O no.