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Premios Goya

Patxi Uriz: 'Nuestra salud no debería ser un negocio'

Natxo Velez | eitb.eus

El fotógrafo y cineasta Patxi Uriz opta junto a Axel O’Mill a hacerse durante la gala de este sábado con el Premio Goya a mejor cortometraje documental por su trabajo “Hijos de la Tierra”.

Patxi Uriz

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El navarro Patxi Uriz y Axel O’Mill tienen este sábado una cita con los Premios Goya, en los que optan por hacerse con el galardón de mejor cortometraje documental por “Hijos de la Tierra”, en el que muestran la vinculación del ser humano con la Tierra a través de experiencias de hombres y mujeres de diferentes culturas.

El trabajo lanza un alegato a favor de la medicina natural y en contra de la explotación del planeta, saqueado en pos de intereses económicos que relegan a la tierra y a nuestra salud a convertirse en meros objetos de comercio.

Hablamos con Uriz, codirector del documental, sobre “Hijos de la Tierra”, su nominación y la transición de la fotografía al cine, en el que, siguiendo el consejo de Raúl de la Fuente, “hago fotos que duren 10 segundos y veo pasar la vida por delante de la cámara”.

¿Cómo os habéis tomado la nominación para los Goya? ¿Os la esperabais?

La nominación a los Goya ha sido la mejor recompensa desde que echó a andar el documental. Estar entre los cuatro finalistas ya es un premio importante. Pero lo más importante es que esto sirva para seguir dando voz a estos hijos de la Tierra o apóstoles de la naturaleza y a sus contundentes mensajes, que no son más que gritos de la Tierra, que tanta falta hace que sean escuchados.

Más que esperarla, deseábamos la nominación, pero lo que fue una sorpresa total fue la preselección, ya que presenté el documental a los Premios Goya con la intención de hacer ruido, y vaya que lo estamos metiendo.

Compartís nominación con “Regreso a la Alcarria”, de Tomás Cimadevilla Acebo; “Ventanas”, de Pilar García Elegido; y “Viento de atunes”, de Alfonso O’Donnell. ¿Habéis visto estos trabajos? ¿Qué os han parecido?

Sinceramente, solo he podido ver los tráileres, por lo que no tengo una opinión muy definida. Si han llegado hasta aquí, no será por casualidad.

¿Cómo fue el trabajo de producción anterior y el propio rodaje en lugares como el Amazonas con druidas y chamanes autóctonos? Supongo que no sería fácil…

El trabajo de producción fue muy laborioso, sobre todo la preparación del viaje al Amazonas. Para llegar hasta el corazón de la selva, tuvimos que tomar cuatro aviones y pasar muchas horas en barca.

Meses antes de partir, tuvimos un encuentro con un jefe indio de los yawanawá para exponerle el proyecto. Una de nuestras prioridades era filmar en un festival de reivindicación indígena que se celebra en su poblado, y tuvimos la suerte de contar con un productor brasileño que tiene contacto con los indios.

Conseguir la colaboración de los druidas, no fue tarea fácil. Al principio, se mostraban muy reticentes debido a que algunos medios de comunicación habían utilizado de forma banal sus ceremonias y no querían saber nada de grabaciones.

Pero bueno: poco a poco nos fuimos ganado su confianza y tuvimos la suerte de entrevistar al archidruida de Avebury, todo un personaje muy conectado con la naturaleza del que aprendimos muchas cosas.

¿Por qué se prioriza en prácticamente todos los ámbitos el beneficio económico sobre el bienestar vital?

En la sociedad actual, priman los valores económicos en detrimento de los valores humanos. Estamos en un momento con la mejor tecnología, pero mayoritariamente se utiliza para el beneficio de las multinacionales que hacen oídos sordos a la Tierra y la explotan vorazmente como si fuera una inagotable fuente de recursos.

La Tierra, mientras la cuidemos, es una farmacia viva que debemos preservar, nuestra mayor fuente de vida. Por tanto, nuestra salud y la de la Tierra no debieran ser un negocio. Las farmacéuticas hacen negocio inventando enfermedades, y, en vez de sanar, lo que hacen es cronificar la enfermedad para que no dejes de consumir medicamentos.

Con la salud no se juega. El debate entre la medicina química y la natural está obsoleto. Creo que ambas propuestas debieran de ser complementarias.

Viniendo del mundo de la fotografía, ¿cómo has vivido el cambio al lenguaje cinematográfico?

Sí, vengo de la fotografía. Mi primer trabajo como operador de cámara fue en una productora que buscaba un fotógrafo que nunca hubiera hecho vídeo. Me argumentó mi contratación diciendo que los mejores realizadores habían sido antes fotógrafos.

Tuve la suerte de coincidir con Raúl De la Fuente que me dio la clave: “Patxi, haz fotos que duren 10 segundos y verás pasar la vida por delante de tu cámara”.

En el documental se habla sobre la medicina natural. ¿Cuál es la diferencia entre esa medicina alternativa y la medicina apoyada en remedios químicos?

La diferencia de tomar medicinas o plantas es que con lo natural es más difícil que tengas efectos secundarios. Tienen un efecto menos rápido que los medicamentos, pero a la larga las plantas son menos perjudiciales para el organismo.

¿Qué ideas te gustaría que rondaran la cabeza de aquel que acaba de ver “Hijos de la Tierra”?

Me doy por satisfecho si los espectadores no se quedan indiferentes después de verlo. La intención es despertar conciencias, abrir nuevos caminos de sanción y hacer sentir a las personas el alma de la Tierra para comprender la sabiduría que hay en todo.

En puertas de la ceremonia de los premios Goya, ¿qué trabajos cinematográficos han llamado tu atención durante el pasado año?

Sobre los nominados en mejor película, he visto “Truman”, en la que me gustó la interpretación tanto de Ricardo Darín como de Javier Cámara, aunque me mojo y apuesto por Fernando León de Aranoa en el Goya a la mejor dirección.

Pero la película que más me ha gustado ha sido “Amama”.

¿Qué proyectos tienes por delante?

Algo hay, pero lo que más me gustaría es hacer la versión larga de “Hijos de la Tierra”, ya que la gente se queda con ganas de ver más.