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Entrevista

"Me alegra mucho estar en Cannes porque tengo un gran apego con la historia y el tema que trata la película"

Natxo Velez | EITB Media

La cineasta llodiana Estibaliz Urresola estrena en la Semana de la Crítica de Cannes su cortometraje social "Cuerdas". Hemos hablado con ella.

Estibaliz Urresola estrena "Cuerdas" en Cannes. Foto: David Crobella.

Euskaraz irakurri: "Asko pozten nau Cannesen egoteak, atxikimendu handia baitut filmak lantzen duen istorio eta gaiarekin"

Una coral formada por mujeres de un pueblo industrial ha perdido la subvención municipal, ante lo que una empresa del valle, la principal responsable del alto nivel de contaminación en la zona, propone a las cantantes aficionadas patrocinar la agrupación. Sus miembros tendrán que decidir si aceptan o rechazan la propuesta, ante el incierto futuro para el coro. Esa es la historia de la película "Cuerdas".

La directora Estibaliz Urresola Solaguren (Bilbao, 1984) estrenará la película, que cuenta con la participación de EITB, en Cannes, en la Semana de la Crítica, paralela al festival de cine de la costa francesa. Así lo ha decidido el jurado encargado de seleccionar diez cortometrajes y diez primeras o segundas películas de jóvenes directores y directoras, como en su día hicieran con las obras de los entonces incipientes Jacques Audiard, Alejandro González Iñárritu, Ken Loach, François Ozon y Julia Ducournau. No está mal.

La historia, que recuerda en su planteamiento las historias de la obra de teatro Un enemigo del pueblo de Henrik Ibsen y la película Dos días, una noche de los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne, tiene una base real, y nació tras unas jornadas de ecofeminismo a las que asistió Urresola. El hecho de trabajar con actrices no profesionales, además, refrenda esa conexión con la realidad.

Hemos hablado con Urresola.

Zorionak, Estibaliz. ¿Cuándo y cómo supiste que "Cuerdas" había sido seleccionado para la Semana de la Crítica?

Eskerrik asko! Estamos muy contentas, de verdad. Al principio, cuando nos comunicaron que estábamos entre las preseleccionadas, fue una maravilla. Un sueño. Todavía no nos podíamos emocionar demasiado porque solo estábamos en una short-list y había muchas opciones de quedarnos fuera al final.

Por eso, con la segunda notificación, cuando nos dijeron que estábamos entre los diez cortometrajes en competición, explotó toda la felicidad que teníamos guardada. A mí me pilló de lleno en el proceso de casting de mi próximo largometraje.

¿Qué supone el empujón del comité de selección de Cannes para ti como creadora y para la película?

La Semaine de la Critique es uno de los festivales más apreciados del mundo, y creemos que estrenar allí el cortometraje le dará un gran eco. Por supuesto, estar allí como directora me parece un sueño, y me crea una gran alegría porque tengo un gran apego con la historia y el tema que trata la película "Cuerdas".

Estibaliz Urresola, en el rodaje de 'Cuerdas'. Foto: David Corbella.

¿Cuál es el plan para vuestra estancia en el festival?

Desafortunadamente, podré pasar pocos días en el festival. Iré justo a presentar la proyección porque, afortunadamente, estoy inmersa totalmente en la fase de preproducción de mi próxima película. En las fechas del festival, solo quedarán cinco semanas para comenzar el rodaje.

Creo que lo viviré con mucha emoción; no podemos olvidar que se trata del estreno, y todavía solo ha visto el resultado el equipo. En la proyección en Cannes tendré por primera vez la oportunidad de compartir la película con un público amplio, y será la primera ocasión de ver cómo reciben la historia.

Habrá dos pases, y el resto del tiempo lo emplearé en tratar de conseguir algunos acuerdos internacionales para lo que será mi próximo largometraje, 20.000 especies de abejas. Cuando vas a este tipo de festivales, vas a trabajar, porque te dan la opción de tener ante ti a cientos de profesionales llegados de todo el mundo.

Eres una habitual en los festivales. Tu cortometraje "Polvo somos", por ejemplo, ha sido exhibido en un centenar de ellos, y ha recibido varios premios. ¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de los festivales?

Lo que más me gusta de los festivales es el placer de descubrir películas, ya que se te ofrece una especial selección de trabajo que de otra manera no podrías ver.

Además, se viven con mucha emoción como directora, y diría que también el público lo recibe de esa manera. Cuando hay cineastas invitados o invitadas y pueden hablar sobre sus trabajos, creo que se crea una oportunidad perfecta para ahondar en las películas. Además, puede haber maravillosas ocasiones para juntarse con compañeros y amigos de profesión o de la vida

Por el contrario, también puede ser muy cansado por esa necesidad de estar hablando en todo momento con gente desconocida. Suelen ser días largos, en los que además a veces tienes que hablar en un idioma extranjero, miles de reuniones…

Diría que soy muy casera; al final, siempre estoy deseando volver a casa.

'Cuerdas'

¿Por qué llamó tu atención la historia que hay detrás de "Cuerdas"? ¿Por qué decidiste llevarla a la pantalla?

Porque estamos viviendo una crisis ecológica mundial. Ya hemos pasado un punto de no retorno y creo que es importante empezar a pensar en nuestras responsabilidades individuales en términos de salud ambiental.

Hace 2 años, en una jornada sobre ecofeminismo que tuvo lugar en Bilbao, conocí a varias mujeres de todo el mundo representantes de numerosos grupos y colectivos que defienden los derechos a la salud y la vida frente a la contaminación ambiental provocada por diferentes empresas privadas.

Entre todos estos testimonios me llamó la atención el relato de una doctora jubilada de un pueblito muy cercano al mío, quien explicaba los devastadores efectos de la contaminación provocada por una enorme refinería instalada en medio de su pueblo. En su relato aparecían diversas consecuencias que impactaban no solo en la salud de las personas y del entorno natural, sino también en el tejido social que se veía dividido en torno a la cuestión del debate. Había una gran complejidad de puntos de vista que a menudo provocaba enfrentamientos y riñas entre amigos, vecinos y familiares.

Otra razón por la que me animé a hacer el corto fue el impacto que generó en mí el hecho de ver tantas mujeres de 60, 70 y hasta de 80 años en posiciones tan activas, luchando, defendiendo, protegiendo la vida. Me preguntaba por qué hay tan pocas mujeres como estas en la pantalla grande. Normalmente cuando en las películas aparece una mujer de más de 70 años representan posiciones débiles, personajes enfermos (Alzheimer, sillas de ruedas…). Quise hacer un retrato digno de esta etapa de la vida de una mujer.

'Cuerdas'

"Cuerdas" mezcla realidad y ficción. A la hora de escribir y rodar la historia, ¿qué requisitos te impuso la realidad y qué opciones te dio la ficción?

Eran tantos los temas que me interesaban que decidí hacer un guion de ficción que me permitiera concentrarlos, siendo más precisa gracias al lenguaje cinematográfico que me permitía explicar las cosas a través de otros recursos como la imagen y el sonido, no solo con palabras. Este dispositivo cinematográfico también me dio la oportunidad de mostrar el viaje desde la esfera externa/social del personaje de Rita a una capa más íntima de su subjetividad. También pude gracias a una narrativa de ficción crear un universo familiar en torno a Rita, y mostrar la crudeza de esa realidad, a la que de otra forma habría sido difícil acceder.

Sin embargo, toda la construcción de ese guion de ficción bebe de los numerosas entrevistas y testimonios reales recogidos en la zona. Por tanto, quería encontrar un código que consiguiera preservar esa verdad, y por ello opté por trabajar con personajes reales y por una estética a medio camino entre la planificación de la ficción y la crudeza y naturalidad documental.

Trabajar con actrices no profesionales conllevó una larga y tremendamente enriquecedora fase de ensayos de la que también participaron los actores y actrices profesionales que intervienen en el corto, ya que también debían ser capaces de adaptarse a cierta espontaneidad, a un código muy fresco y natural.

La coral que muestra el cortometraje en realidad está formada por una coral de mujeres real y un grupo de teatro de mujeres, es decir, esa formación no existe como tal. Por eso durante algo más de dos meses las mujeres del grupo de teatro acudían a ensayos musicales al local de ensayo de la coral, y, viceversa, las mujeres de la coral bajaban a ensayar con las de teatro la puesta en escena de la discusión que se refleja en el corto. Fue un proceso verdaderamente transformador para todas ellas, yo incluida.

Tras la premisa de la película asoman la responsabilidad de los poderes públicos y el interés de las empresas hacia la cultura, en este caso un coro. ¿Qué motiva, en tu opinión, el interés de muchas grandes empresas hacia la cultura y qué responsabilidad tienen las instituciones en ese apartado?

La cultura siempre se encuentra ante un atolladero, ya que todos los procesos creativos, sea cual sea su disciplina, necesitan dinero para ser desarrollados con dignidad.

¿De dónde sale ese dinero? Existen dos caminos. Puede ser público, ya que, en mi opinión, las administraciones tienen la responsabilidad de cuidar algunos valores y expresiones. Pero eso puede tener el peligro de que se genere una especie de relación de dependencia. Por otro lado, ese dinero puede ser privado. No estoy, de ninguna manera, en contra del dinero privado. Creo que las empresas tienen cosas que ganar en caso de apoyar la cultura, como lo tienen la propia cultura en ese caso: un tejido, una estructura y una red propias, fuertes y duraderas, en las que se pueda desarrollar con calidad.

Pero para que esa relación sea sana tiene que ser limpia, sin contradicciones. Sería inaceptable que lo que te den con una mano te lo quiten con la otra, y, desafortunadamente, existen muchos ejemplos en esa línea. Creo que la fuerza del cortometraje está en esa energía: una pregunta muy simple puede encerrar un gran dilema con el que cualquier espectador o espectadora se sienta identificado o identificada: ¿qué haría yo en su lugar?

Estibaliz Urresola

Estás inmersa en la producción de tu primer largometraje, "20.000 especies de abejas". ¿Qué nos puedes contar sobre este proyecto?

Se trata de un proyecto muy bonito, y estoy muy contenta de que vayamos a rodarlo este verano. Llevo trabajando en él desde 2018, cuando lo trabajé en la residencia Una Habitación Propia de la productora Gariza Films.

Desde entonces, he participado en los laboratorios NOKA Mentoring, The Screen, Atelier Premier Plans y Mediterranean Film Institute, y ha resultado enormemente enriquecedor, tanto para mí como para el proyecto.

En este trabajo abordo otro tema, relacionado con la identidad de género. ¿Hasta qué punto somos libres de poder expresar quiénes somos, dentro de la familia? Parto de la transexualidad infantil, pero no quiero abordar solo ese tema. Me interesa la intersubjetividad dentro de la familia, y en qué medida eso nos condiciona o nos ayuda para poder expresar y desarrollar aquello que somos.

Estoy a punto de terminar el proceso de casting, y estoy muy contento con los y las compañeras que se han subido al barco y con la respuesta que ha recibido la convocatoria. Estamos muy agradecidas con todos y todas las participantes, jóvenes, niños y niñas y adultos, porque nos han dado todo lo que tenían dentro.

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