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Entrevista

"Tenemos mucha fe en 'Maldita': el público la adora y la respuesta está siendo preciosa"

Natxo Velez | EITB Media

Los cineastas Amaia Remírez y Raúl de la Fuente podrían ganar este sábado el premio Goya al mejor cortometraje documental en los premios del cine español gracias a "Maldita: A love song to Sarajevo", una carta de amor y gratitud a las y los diferentes.

Raúl de la Fuente y Amaia Remirez, directores de "Maldita: A love song to Sarajevo"

Euskaraz irakurri: "Fede handia dugu 'Maldita'ren aukeretan: ikusleek asko maite dute eta erantzun polita jasotzen ari gara"

La sevdah, música popular bosnia, canta con melancolía a amores imposibles o trágicos, y lo hace utilizando dulces melodías y ligeras estructuras dictadas y quebrantadas por aguzadas voces. Se trata de canciones nostálgicas sobre relaciones impetuosas, desesperadas y muchas veces fatales, en las que confluyen ecos de las canciones líricas eslavas, las melodías cromáticas otomanas y la tradición sefardí.

Precisamente, el artista balcánico de música sevdah Božo Vreco es el protagonista del último cortometraje documental de Raúl de la Fuente y Amaia Remírez ("Minerita", "El infierno", "Un día más con vida"…).

"Maldita: A love song to Sarajevo", el trabajo que este sábado podría dar a la pareja de cineastas su tercer premio Goya (se entregan este 11 de febrero en Sevilla) es, como las sevdalinkas o canciones de sevdah, una canción de amor, un abrazo audiovisual a la música, a la sensibilidad y a la vida que, a diferencia de las canciones tradicionales bosnias, rezuma vivacidad, libertad y luz.

Bajo la elegante mirada en blanco y negro de la cámara de De la Fuente y Remírez, Vreco y la pianista barcelonesa Clara Peya escribirán desde la distancia a cuatro manos "Maldita", una canción que construye puentes entre Sarajevo y Barcelona, entre tradición y vanguardia y también entre géneros.

Hemos hablado con Amaia Remírez, codirectora y guionista de "Maldita. A love song to Sarajevo", una película que reivindica, ama y aplaude la diferencia.

¡Zorionak por la nominación! ¿Cómo supisteis que "Maldita" era una de las cinco nominadas para el Goya al mejor cortometraje documental?

Lo anunciaron las actrices Blanca Portillo y Nora Navas hace un mes. El codirector Raúl de la Fuente estaba en el extranjero, en otro rodaje, y yo trabajando… Lo supimos gracias a los mensajes de amigos y amigas.

¿Habéis visto el resto de películas nominadas en vuestra categoría? ¿Qué os han parecido?

Todavía solo he podido ver algunas. Hay mucho nivel en cortometrajes documentales, tanto de ficción como de animación.

Además, en cada una de las categorías hay un cortometraje vasco nominado: en ficción, "Cuerdas", de Esti Urresola; y en animación, "Loop", de Pablo Polliedri, que está producido por Uniko.

Habéis estado nominados tres veces para los Goya, y os lo habéis llevado en dos ocasiones. Desde esa experiencia, ¿cómo os gustaría vivir la noche del 11 de febrero?

De nuestras anteriores experiencias, hemos aprendido a base de bien que puede pasar cualquier cosa y que hay muchos factores que influyen en la decisión: cuánto se ha visto la película y cuántas veces se ha mencionado en la prensa, si ha ganado premios o ha estado en algún festival de los principales, si la ha apoyado alguien muy famoso o famosa, qué tema trata, la competencia…

Ante todos esos factores, puede ocurrir cualquier cosa. Nosotros tenemos mucha fe en las posibilidades de "Maldita": el público la adora y estamos recibiendo una respuesta preciosa.

¿Habéis preparado algo por si tenéis que subir a recoger el premio?

Tendremos algo preparado, por si tenemos que salir. Son muy estrictos para los agradecimientos, solo hay un minuto.

¿Qué aportan los premios a las películas? ¿Qué valor les otorgáis?

Los premios aportan una nueva vida a las películas. Se interesan más espectadores y espectadoras, te los piden más festivales de cine e instituciones para programarlo, surge el interés de las plataformas… De momento, mucha más gente lo ha podido ver gracias a la promoción.

Los premios han sido muy importantes en el recorrido de nuestra productora, Kanaki Films; para conseguir nuevos compañeros para películas, financiación, facilitar el sí de algún protagonista…

'Maldita: A love song to Sarajevo'

¿Cómo conocisteis a Božo Vreco y Clara Peya? ¿Cómo los describirías y por qué crees que funciona tan bien su unión?

Ivan Zahinos, director de proyectos de Medicus Mundi Mediterrània, conocía desde hace algunos años a Božo Vreco debido a la larga historia de cooperación entre Barcelona y Sarajevo.

Y Clara Peya me la descubrió una amiga que vive en Barcelona, Nekane Navarro. Me dejó alucinada.

Para describir la relación entre Božo y Clara utilizaría las palabras pura, natural, espontanea y artística. La chispa entre las dos prendió enseguida.

Además, ambas comparten una relación muy especial con la música: es curativa para ellas. A Božo le ayudó en su juventud para curar su epilepsia, mientras que para Clara la música es un territorio en el que sobrellevar mejor su TOC.

Después de decidir qué queríais contar, establecisteis en el guion la manera de hacerlo elegantemente. ¿Qué criterios o impusisteis?

Tomamos muchas decisiones sobre la forma y el guion del documental antes de empezar a rodar; para empezar, que la película iba a narrar el proceso de creación de una canción de amor.

Después, basándome en la relación entre Barcelona y Sarajevo, pensé en el género epistolar. Pero en la era moderna las cartas han tomado la forma de videollamadas a través del móvil; ahí, Raúl decidió utilizar la pantalla partida.

La elección del blanco y negro fue por intuición desde el principio. Cuando se conoce a Božo Vreco, es inevitable pensar en la dualidad. Y en la elegancia. Pues el blanco y negro te da ambas cosas.

La guerra de Sarajevo debía estar presente, pero dejando sitio al presente. Por eso solo aparece en dos momentos: cuando Božok habla sobre su infancia, y en la última secuencia, que para mí es la más bonita de la película y en la que es imposible no sentirnos inmersos en la guerra al ver a civiles huyendo por las calles bajo el fuego de los francotiradores.

La ciudad de Sarajevo aparece en el documental, al igual que Božo Vreco, herida pero plena de vida y heredera de muchas culturas, aunque la guerra de los 90 hizo disminuir esa diversidad. ¿Con qué ciudad os topasteis 30 años después de la guerra?

Nosotros hemos conocido Sarajevo sobre todo a través de Božo y gente que nos ha ayudado desde allí en la producción: nos ha parecido hospitalaria, divertida y diversa.

¿Han visto la película Božo y Clara? ¿Qué les ha parecido?

La vieron en el preestreno que hicimos en Barcelona. Clara es una crítica muy estricta, y hemos obtenido su beneplácito. Antes de verla, le preocupaba toparse con una imagen triunfalista e institucional de Barcelona, pero ha quedado satisfecha.

Božo nos agradeció el trabajo entre lágrimas a Raúl y a mí.

¿Tenéis algún proyecto más entre manos?

¡Varios! Este año terminaremos nuestro segundo proyecto codirigido, el largometraje documental Bayo Bayo Baby, que es una historia sobre dos jóvenes de Sierra Leona a los que hemos seguido durante seis años.

Estamos grabando otro que tiene que ver con Euskadi y África, y escribiendo otras dos ideas más.