Documental ''El Drogas''
El Drogas: "Procuro perderme por rincones que van apareciendo"
Natxo Velez | eitb.eus
El director pamplonés Natxo Leuza presenta en el Zinemaldia “El Drogas”, un completo, emocionante e interesante recorrido por la figura de Enrique Villarreal.
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Dice el músico Fito Cabrales durante el documental El Drogas que quien está cerca de su amigo Enrique (Villarreal, "El Drogas") no puede ser mala gente. Pues es, precisamente, su gente, desde su socia Mamen Irujo hasta compañeros como Rosendo Mercado, Kutxi Romero, el propio Fito o Gorka Urbizu, la que guía al espectador por los 80 minutos de El Drogas, documental presentado ayer, domingo, en el Zinemaldia donostiarra.
El director pamplonés Natxo Leuza (1977) ha construido sobre esos generosos testimonios y reflexiones del propio Villarreal una amplia mirada a este icono absoluto del rock en castellano que ha labrado su camino escudado impenitentemente en la barricada de la integridad, sin negociar jamás el compromiso y la honestidad.
A través de miradas sin cegar por las lentejuelas ni por los focos deformantes del escenario, el documental, que se proyecta estos días en la sección Zinemira del festival y llegará a los cines de Hegoalde el 25 de septiembre, nos muestra no solo a El Drogas, cantante, bajista y líder de Barricada y Txarrena, sino también al socio, a aita y hasta a aitatxi Enrique.
Temas como el feminismo, la familia, la memoria histórica, las drogas, el éxito y la fama, el traumático final de Barricada y la relación con sus compañeros de banda componen este profundo retrato (“Quisimos abarcar todo lo que hacía, pero hemos ido quitando temas porque se diluía el tema principal de la película”, nos dice Leuza), indispensable para los seguidores de un músico recto que camina torcido para poder ver qué hay al otro lado.
Hemos hablado con Natxo Leuza y el propio Enrique Villarreal.
Natxo, en tus anteriores películas has acercado al espectador historias muy diferentes, de Mauritania o Gambia. ¿Qué te empujó a decidirte esta vez por contar una historia cercana como la de Enrique?
Natxo Leuza: Mi principal motivación como director es contar historias, da igual en qué lugar sucedan, pero que lleguen a la gente. Mis últimos años he estado muy vinculado a historias que sucedían en países africanos, donde intentaba denunciar muchas injusticias que suceden todos los días en las que los principales perjudicados, como casi siempre, son los niños y niñas que solo por nacer en su país están destinados a sufrir muchos tipos de violencia.
Después de varios viajes, quise pensar en mi siguiente historia sin tener una carga emocional tan grande, y lo hablé con varios compañeros que trabajábamos juntos en el festival Punto de Vista de Pamplona. Juntos pensamos en intentar convencer a El Drogas para poder contar su historia, ya que creo que es una persona imprescindible para entender la escena musical de los últimos 40 años. Y cuál fue nuestra sorpresa que nos dijo que sí.
Natxo Leuza, director de "El Drogas"
Enrique, después de haber rechazado participar en proyectos parecidos anteriormente, ¿qué fue lo que te hizo embarcarte en esta aventura con Natxo Leuza? ¿Te ha dado vértigo exponerte tan crudamente en algunos pasajes del documental?
Enrique Villarreal: Precisamente, el vértigo a una exposición tan extrema es lo que siempre me ha dado recelo al tratar temas que se tocan de manera tan personal. Por ello, no tengo nada claro cuál fue la razón para decir a Natxo que sí.
De hecho, he estado tentado en más de una ocasión de decirle que no me sentía capaz de continuar con su proyecto.
¿Te costó mucho llegar hasta el fondo de la persona y que Enrique dejara de ser El Drogas? ¿Cómo conviven el artista, el protagonista del espectáculo, con la persona, en su caso?
Natxo: Una de las cosas que yo he aprendido con esta película, y que puede que el espectador perciba de la misma manera cuando la vea, es que no hay mucha distinción entre la persona y el artista.
El Drogas es igual encima del escenario que comprando una barra de pan. Enrique no puede dejar de ser El Drogas en ningún momento. Su obra es una extensión de él mismo, por eso es tan interesante y un artista tan auténtico donde no se percibe la fisura entre artista y persona.
¿Qué es lo que más sorprende de él tras conocerlo mejor?
Natxo: Para mí ha sido un placer estar con él, escucharle hablar de cualquier cosa. Es un conversador incansable y los mejores momentos que he pasado con él era simplemente escuchando sus historias o escuchándole cantar en cualquier momento. Pero lo que me llevo sobre todo de aprendizaje es que para llegar a conseguir tus objetivos hay que trabajar todos los días.
A Enrique no le han regalado nada, ha tenido que trabajar muy duro, y además siempre se pone retos en los que tiene que esforzarse al máximo, como el concierto único que dio en La Ciudadela con 19 artistas invitados, acaba de sacar 5 discos, hace poco ha aprendido de manera autodidacta a tocar el piano y ahora en los concierto se lanza a tocarlo, y se le ve disfrutando aunque él diga que aporrea el piano en vez de tocarlo.
Es incansable y estoy seguro que los próximos retos que se ponga no serán fáciles y los realizará de la manera más honesta posible, con mucho trabajo y esfuerzo. Todo eso hace que sea un artista inconformista, donde su éxito personal es ir superando sus propios retos. Ahora su lucha es él contra él, como lo es en un artista de verdad.
Enrique, el documental nos muestra de dónde vienes y dónde te encuentras ahora mismo. ¿Qué podemos decir sobre a dónde te diriges?
Enrique: Hacia dónde me dirijo no lo tengo muy claro porque el camino que comienzo nunca es el que termino. En cada oportunidad procuro perderme por rincones que van apareciendo y esconden situaciones que, de no estar ahí y en ese momento, nunca se descubren.
Por ello lo bonito de un viaje no es la llegada; es el camino.
¿Y qué pensamientos te gustaría que revolotearan por la cabeza de alguien que sale de ver el documental?
Enrique: Espero que las personas que vean el documental sientan un pellizco de emoción viendo situaciones concretas que todos vivimos.
Cuentas en la película que en tiempos oscuros en los que te enfrentaste al abrupto final de Barricada, la salida de las drogas y la enfermedad de tu madre, la literatura, a la que llegaste a través de Kutxi Romero (Marea), te salvó. ¿Qué te aportó?
Enrique: Leer te saca de la ignorancia donde te intentan ahogar tus propias obsesiones. Es el clavo ardiendo donde uno se puede agarrar. No importa olvidar en cinco minutos todo lo leído porque es ese tiempo de lectura lo que le has robado a tu ceniza. Eso es lo importante, la chispa.
¿Podrías destacar alguna lectura de aquella época o de algún otro momento?
Enrique: En un momento crítico de mi vida, Kutxi me pone en la pista de un montón de poetas que parece que han escrito para mí. Desde César Vallejo a Leopoldo María Panero o David González. Centenares de escritores y escritoras. Miles de palabras que ordenadas y desordenadas hacen que uno descubra su propia humildad, que posiblemente sea la mayor virtud de una persona sabia.
La película se presenta en el Zinemaldia antes de llegar a los cines. ¿Cuál es tu relación con el cine? ¿Qué tipo de películas te gustan o cuáles te han marcado más?
Enrique: En esto soy muy simple. Las películas, como las canciones, me marcan si las historias tratadas me atrapan.
Por resumir con tres títulos que explican lo dicho: La guerra de los botones, donde se refleja lo que pudo ser mi niñez en el barrio de La Txantrea, aunque la trama transcurre en un pueblo francés; Ladrón de bicicletas y ese sabor a posguerra con un final triste también me lleva a mis vivencias infantiles en el barrio donde antes de ver coches por la calle todo eran bicicletas; y, por último, El violín y su trágica poesía del camino polvoriento y fronterizo.
Anna Magniani, Glenda Jackson y Charo López son mis actrices favoritas y no salen en ninguna de estas tres películas.
¿Qué esperáis de la película después de su paso por el Zinemaldia y su estreno en salas?
Natxo: Bueno, espero que tenga una buena acogida por el público y que pueda tener un buen recorrido en salas, que la gente empiece a perder el miedo y a acudir a las salas a disfrutar del cine. Eso es lo más importante.
"El Drogas" llegará a los cines de Hegoalde el 25 de septiembre