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Velódromo

La música y el cine se unen en la gran fiesta del estreno de 'Black is Beltza 2: Ainhoa'

Mikel Dominguez | EITB Media

El Velódromo ha visto y sentido como un concierto la película de Fermín Muguruza. Todo el equipo ha sido recibido y abrazado por las 3000 personas que han asistido al estreno más multitudinario del Zinemaldia.

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Euskaraz irakurri: Musikaren eta zinemaren borrokek bat egin dute 'Black is Beltza 2: Ainhoa'-ren estreinaldiaren jai handian

Tras cuatro años de producción, la segunda parte de Black is Beltza ha tenido su gran estreno en el Velódromo donostiarra, en el marco del Festival de Cine de San Sebastián. La proyección de la película se ha vestido de cita grande, como en uno de esos eventos históricos.

Y es que el estreno de Black is Beltza 2: Ainhoa ha sido una gran fiesta ante 3000 personas. Teniendo en cuenta las caras conocías del mundo de la música, el cine y la política vasca, incluidos miembros de Negu Gorriak, parecía que no faltaba nadie. Pero lo cierto es que ha habido mucha gente que se ha quedado fuera, pues las entradas se agotaron poco después de salir a la venta.

Los que no pudieron conseguir una podrán ver la cinta en los cines de Hego Euskal Herria a partir del 30 de septiembre. Tal y como ha recordado el equipo de la película, los espectadores deberán mostrar en las salas comerciales si realmente la apoyan. "Nos lo jugamos todo a una carta, y si la gente no va, nos vamos de los cines", han dicho al finalizar la película.

La multitud del Velódromo lo ha vivido todo como un concierto. El respetable ha acogido las animaciones y la música de la gran pantalla entre aplausos, gritos y pitos. No han faltado ni los tragos en plena sala de cine. Como pidió el director, Fermín Muguruza, la película ha sido totalmente "respirada" por los asistentes, juntos de principio a fin. Pero la fiesta ha comenzado antes de la proyección, cuando, por la tarde, la Broken Brothers Brass Band de Pamplona ha calentado el exterior del Velódromo.

La hija de Manex, de la película de 2018, es la protagonista de esta segunda parte. En esta ocasión, el fenómeno Black is Beltza ha avanzado varias décadas, saltándose la posibilidad de representar el mayo del 68, y ha entrado de lleno en la década de los 80. Ainhoa llega a Euskal Herria en 1988.

Como en un concierto de rock o en una gran final, Muguruza, cual director de orquesta, ha presentado actores, guionistas, músicos y otros creadores. Según ha explicado, todo el equipo ha estado presente en las primeras filas del Velódromo. 160 personas en total. Pero no todos han subido al escenario. Entre los más aplaudidos han estado la actriz que ha puesto voz a su protagonista, María Cruickshank; la estrella Itziar Ituño; el andaluz Antonio de la Torre, y el último director de Egin, Xabier Salutregi (que tiene algo que decir en la película). El Velódromo tenía cariño para todos.

Ainhoa, Cuba-Euskal Herria-el mundo

La película tiene un comienzo potente. La canción "Zu atrapatu arte" ha encendido a un público ya entusiasmado, con las imágenes de un concierto de Kortatu en la cárcel de Martutene. Los emocionantes créditos han continuado con la huida de Joseba Sarrionandia e Iñaki Pikabea el día de San Fermín de 1985. No hay spoilers, porque " Zu atrapatu arte " y "Sarri, Sarri" aparecen en la banda sonora ya publicada.

De Cuba a Euskal Herria, y del país natal del padre de Ainhoa a los escenarios de las luchas más importantes de los 80. Y es que, al igual que la primera parte, Black is Beltza 2 está atravesada por el internacionalismo y la intención de hacer sentir los conflictos de muchos lugares que hervían en el pasado reciente del mundo. En este caso, además, la película de Muguruza no renuncia a tratar directamente el tema del uso político de la heroína. Sin embargo, da cabida a los grises entre el blanco y negro de los discursos, reflejando, por ejemplo, opiniones muy diversas sobre la violencia de ETA.

En Black is Beltza 2: Ainhoa también pasan muchas cosas. Deja la sensación de que todos los personajes han estado en todos los momentos históricos, pero eso no es un gran problema. El aluvión de referencias musicales e históricas tiene cierto riesgo de cansancio, pero gracias al buen uso de las emociones funciona mejor que la primera parte. En el Velódromo ha quedado patente el éxito. Ahora será el turno de las salas de cine.

Llama la atención que, en el marco del Zinemaldia, en una película en euskera (es el idioma que más se escucha y los títulos también están en euskera) solo se hayan podido leer subtítulos en castellano e inglés. Es decir, cuando se escuchan idiomas distintos al euskera (francés, inglés, árabe, pastún, castellano…), no ha habido subtítulos en euskera. No es la primera vez en el Zinemaldia.

Dedicada al hermano

Fermín ha dedicado la película a su hermano fallecido en 2019. Gorka Otxoa pone voz a Iñigo Muguruza, dándole vida en su juventud de 1988, aunque sea en dibujos.

Los once miembros de la Broken Brothers Brass Band han amenizado el comienzo y también el final. Al acabar la proyección, han vuelto a subir al escenario y han hecho una versión especial de "Nicaragua Sandinista" junto a Muguruza. Así han acompañado al público en la salida, hasta la calle, alargando la fiesta quién sabe hasta cuándo.

Por último, el bertsolari Jon Maia ha recordado el triunfo de la libertad de expresión de 2001, cuando Negu Gorriak ganó a Galindo en los tribunales, y ha subrayado que no se ha cortado el hilo: "Hemen bizitza ospatzen dugu, ez da bakarrik zinema, hemen herri baxuaren pean, oihuz kantatu duena. Ongi etorri mundura, Ainhoa. Eskerrik asko, Belodromoa. Hau duzu, Iñigo, omena. Gurea da garaipena".

Fermin Muguruza sale al escenario. Imagen de un vídeo de EITB Media

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