Entrevista
Víctor Iriarte: "Me gusta el cine que toma riesgos, que sabe utilizar sus propias herramientas"
Natxo Velez | EITB Media
El cineasta, programador y miembro del comité de selección del Zinemaldia donostiarra recibirá este martes en San Sebastián el premio Egile Berriak, que entrega EITB para destacar el talento emergente en la cinematografía vasca.
Euskaraz irakurri: Victor Iriarte: "Arriskuak hartzen dituen zinema atsegin dut, bere erremintak erabiltzen dakiena"
Víctor Iriarte (Bilbao, 1976) respira cine. Además de como director (Wrócic/Volver, Decir adiós, El mar, el largometraje Invisble…), ha trabajado como ayudante de dirección (Cravan vs Cravan, primer largometraje de Isaki Lacuesta) y director de fotografía (Buenas noches, España, Raya Martín), ha estudiado un máster en cine documental creativo en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, ha sido director de la programación cinematográfica del Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera de San Sebastián, forma parte de la dirección académica de Elías Querejeta Zinema Eskola, es desde 2024 miembro de la Acadèmia del Cinema Català y participa desde 2016 en comité de selección del Zinemaldia.
Será precisamente en este festival donde recibirá este martes, 24 de septiembre, el premio Egile Berriak que EITB entrega, dentro de la Gran Gala del Cine Vasco (se celebrará a las 19:30 y se podrá ver a partir de las 22:50 en ETB2 y eitb.eus), a cineastas nacidos o con arraigo en Euskal Herria que hayan dirigido hasta un máximo de tres películas.
Iriarte, que sucede en el palmarés del premio a Estibaliz Urresola (20.000 especies de abejas), su primera ganadora, estrenó en 2023 en la sección Giornate degli Autori del Festival Internacional de Cine de Venecia su segundo largometraje, Sobre todo de noche, que cuenta con la participación de EITB y ha sido presentado en más de 60 festivales internacionales.
Sobre todo de noche es una ora luminosa ora oscura película, un thriller que deviene en drama epistolar centrado en tres personajes, una madre biológica (Lola Dueñas), una madre adoptiva (Ana Torrent) y un hijo a punto de cumplir 18 años (Manuel Egozkue), con los bebés robados durante el franquismo como telón de fondo.
'Sobre todo de noche'
Hemos hablado con Iriarte.
¿Qué supone para ti recibir el premio Egile Berriak?
Supone una alegría y un impulso muy importante para mis nuevos proyectos. La película está en estas fechas terminando su carrera internacional con su estreno en salas de Francia y de Portugal, por lo que poco a poco uno va pasando a la siguiente etapa.
Por eso, recibir la llamada de EITB con la noticia del premio fue una sorpresa, pues, como decía, estamos un poco de vuelta ya de toda la experiencia y de la intensidad de levantar una película como esta.
Y agradezco que sea un premio de una televisión pública, de la televisión de casa, y que sea un premio al talento emergente, pues sinceramente creo en la necesidad de que desde lo público se apoye la diversidad y a un tipo de cine que incluye la industria local y estatal, pero que a la vez se abre paso y se hace un nombre en el circuito internacional.
El viaje de esta película, que también es a su vez una road trip, comenzó en la Mostra de Venecia hace un año y te ha llevado por festivales de todo el mundo, desde Sao Paulo a Bombay, desde La Habana a Taipéi. ¿Cómo has vivido esta etapa de la película?
Los festivales siguen siendo el mejor escaparate para una película que busca llegar a públicos de todo el mundo. Y hemos tenido la oportunidad de hacer una gira internacional importante y presentarla en lugares de gran prestigio, como el Moma de Nueva York o, como bien dices, las salas de La Habana, que son una maravilla, con un público entusiasta que interactúa con la pantalla y que llena los pases.
En ese encuentro con los públicos es donde uno termina de entender qué película ha hecho. Durante el proceso todo va muy rápido, y no es hasta tener la película terminada, no es hasta que comienzas a compartirla, cuando uno empieza a entender y a poder profundizar en el trabajo realizado. El público va haciendo preguntas, y ahí es cuando se confirma que el lenguaje del cine como arte popular de contar historias sigue siendo muy potente, pues su lenguaje es universal, su emoción es universal. Y eso es muy bonito de vivir.
¿Qué rasgos distintivos presenta el Zinemaldia, de cuyo comité de selección formas parte, dentro del panorama de festivales?
El Zinemaldia es el cuarto gran evento de la familia de festivales europeos: Berlín en invierno, Cannes en primavera, Venecia en verano y el Zinemaldia para abrir el otoño.
En el mundo hay cientos de festivales, miles diría, pero el Zinemaldia, a lo largo de sus más de setenta años de historia, ha ido ganándose una identidad y un prestigio claros.
Yo destacaría la diversidad de sus secciones, que recogen esa foto amplia de qué está sucediendo en el cine mundial: de los estrenos de prestigio internacional de su Sección Oficial, a la atención al cine latinoamericano de su sección Horizontes Latinos, a las propuestas más autorales de Zabaltegi, el apoyo claro al talento emergente de New Directors o las retrospectivas clásicas.
Un festival de cine debe mirar a la vez al pasado y al futuro, y el Zinemaldia lo hace desde una dimensión humana, cercana, popular y arraigada en la ciudad y en el territorio.
¿Cómo desempeña su labor, en términos prácticos, un miembro del comité de selección del Zinemaldia? ¿Qué buscas en una película o qué te ha de ofrecer para considerarla objeto de elección para el festival?
Nuestro trabajo durante todo el año consiste en ver películas, pensarlas, escribir informes y debatir junto al comité y al director del festival, José Luis Rebordinos, qué títulos podrían tener cabida en nuestro festival.
No se trata tanto de decir si una película nos gusta o no (nuestro gusto personal no es lo más importante en este caso), sino de preguntarnos qué puede aportar esa película al festival: y ahí debatimos sobre las secciones, sobre los países, sobre la forma y el fondo de la propuesta, sobre la mirada autoral, industrial, etcétera.
Viajamos a festivales, viajamos a salas de Madrid y Barcelona para ver proyectos en proceso, recibimos películas para ver en las salas de Tabakalera durante el año y recibimos muchos links. Hoy en día, el ordenador y los links son una herramienta indispensable. Todo eso que vemos y debatimos lo volcamos en una base de datos, que es el corazón del festival durante el año y que nos permite ir siguiendo la evolución de esas películas gracias a un departamento que se encarga de ir completando esa información.
Es un trabajo muy intenso y que te obliga a estar en plena forma como espectador profesional.
Desde tu responsabilidad en la dirección académica de la Elías Querejeta Zinema Eskola, ¿cómo ves el presente y el futuro cercano de la creación de cine? ¿Cuáles son, aquí y ahora, las mayores potencialidades y los peligros más inmediatos para los y las cineastas emergentes?
Es una pregunta muy compleja y difícil de responder en pocas líneas. Yo soy optimista y encuentro todos los años películas que van renovando el lenguaje cinematográfico, que lo actualizan, que lo conectan con sus orígenes y que proponen nuevas formas. Me gusta el cine que toma riesgos, me gusta el cine que mira a su pasado, me gusta el cine que sabe contar historias, me gusta el cine que sabe utilizar sus propias herramientas: el ritmo, la luz, la arquitectura del relato, el retrato, los personajes, la elipsis, las distancias, las miradas…
Como cineasta, es bueno conocer el contexto del medio en el que uno trabaja: la industria, las ayudas, los foros internacionales, la posibilidad de coproducir, etcétera. Pero más importante que esto, que muchas veces viene de la mano de una buena productora en el equipo, es importante saber por qué uno quiere hacer cine, qué quiere contar y cómo quiere contarlo. Si a eso le sumamos una poética, pues ya tenemos la fórmula secreta.
Y un último apunte: el cine es un trabajo colectivo. Se trata de sumar con cada departamento, con cada jefa de área, con cada decisión de producción, con cada colaboración artística. Una cineasta emergente debe conocer, entender, asimilar y saber dirigir ese trabajo en equipo.
'Sobre todo de noche'
¿Qué futuro le deseas o le auguras al Víctor Iriarte cineasta?
Como cineasta, estoy preparando ya mi siguiente largometraje. Es un proyecto que se inicia en colaboración entre Euskadi-Cataluña-Francia y que se completa con una coproducción internacional con América Latina y con Asia. Estoy trabajando ya con Valerie Delpierre de Inicia Films (Barcelona) y con Andrea Queralt de 4A4 Films (París).
Yo confío, después de la experiencia de Sobre todo de noche, después de haber podido mostrar ese título en el circuito internacional o de hacer más de 30 000 espectadores en las salas comerciales de Francia, en que las instituciones nos apoyen en este nuevo proyecto: desde la escritura hasta el desarrollo y producción.
Y es que cuando digo que el cine es un trabajo colectivo, también lo digo en lo referente a los apoyos públicos: necesitamos ese acompañamiento, porque después la película es también un altavoz y un sello de lo que se hace aquí, de nuestra industria y de nuestro talento.
El valor cultural y simbólico de una película es también una forma de compartir una identidad, una política pública de apoyo al cine. Eso es trabajar en colectivo, eso es producir en colectivo. Y es lo que deseo: compañía creativa, compañía en términos de producción y de apoyo institucional con el fin de poder hacer y después mostrar la mejor película posible, en las mejores condiciones posibles, para un público lo más amplio y diverso posible.