Paseo paisajístico por el museo, de la mano de Mikel Díez Alaba

Se trata de una exposición eminentemente paisajística, en la que predominan los trazos suaves y los colores vivos. A través de estos paisajes abstractos, el pintor vasco afincado en Menorca ha querido reflejar el paso del tiempo.

Las obras han sido escogidas por el propio artista con el propósito de construir una armonía que invite al espectador a reflexionar sobre la naturaleza. En palabras de los responsables del museo son "composiciones atmosféricas, realizadas con una técnica de gestos amplios y colorido transparente, que recuerdan la delicadeza de la factura y el toque caligráfico orientales, y evocan un mundo propio de abstracción paisajista y aire surreal".

Durante la presentación de la exposición, Díez Alaba ha afirmado estar enfadado con lo que ve a su alrededor, pero los asistentes a la exposición, por el contrario, encontrarán paz en sus pinturas.