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‘VIP’

'Hijo mío, tú no has perdido, has ganado el último'

Natxo Velez | eitb.eus

La compañía catalana Els Joglars cuestiona en el Teatro Arriaga desde el 17 al 20 de diciembre si la sociedad fabrica ‘pequeños tiranos’ debido a la complacencia que muestra con los niños.

El espectáculo se podrá ver en el Teatro Arriaga desde el 17 al 20 de diciembre.

Els Joglars se pregunta en su nueva obra, “VIP”, si sobreprotegemos a nuestros hijos e hijas con tanta atención. La compañía presentará su espectáculo en el Teatro Arriaga en cuatro funciones, una diaria desde el miércoles día 17 hasta el sábado, día 20, a las 20:00 horas.

Ramón Fontserè, director de Joglars, dirige también este montaje, del que es además autor junto a Martina Cabanas. El propio Fontserè encabeza el reparto, en la que también actúan Pilar Sáenz, Dolors Tuneu, Xavi Sais y Xevi Vilà.

Las siglas VIP hacen referencia a la categoría Very Important Person, que es, según denuncia la obra, la que parece haber alcanzado el niño o la niña en la sociedad actual, donde de un tiempo a esta parte se ha convertido en un ser privilegiado, al menos en nuestra moderna forma de vida.

Paradójicamente, la actitud bien intencionada de los padres, en su deseo por dar a sus hijos el confort del que ellos carecieron acerca muchas veces peligrosamente al niño a un ser intratable con delirios de pequeño tirano

El veterano grupo catalán de teatro, en su nueva etapa con la dirección de Ramón Fontserè, se muestra fiel a su esencia y con el mismo humor corrosivo y descarado de siempre.

Las entradas cuestan entre 8,50 y 25 euros y están a la venta en la web del teatro, a través del teléfono 946 850 850 o en las taquillas del teatro en horario de venta anticipada.

Martina Cabanas, coautora de la obra, nos ha pormenorizado los detalles de ‘VIP’.

-¿Qué actitudes sobreprotectoras pueden convertir a los niños en “pequeños tiranuelos”?

Es difícil pontificar sobre este tema: nosotros en el espectáculo hemos puesto la lupa en situaciones cotidianas que suceden constantemente a nuestro alrededor, y lo divertido es que es el público mismo el que sale haciendo autocrítica. De hecho, nos llegan muchos comentarios de gente desprejuiciada contándonos anécdotas… Son del estilo de “pues la obra se queda corta, mi cuñada no sabe como ir al súper porque a su hijo no le gusta” o “los hijos de mis vecinos son quien deciden el lugar donde la familia va de vacaciones.”

-¿Estamos criando a una generación con menos recursos para enfrentarse a los retos vitales?

Eso parece. La protección hacia la infancia es completamente natural y necesaria, el problema está en cuando se empieza a sobreproteger de cualquier percance, pequeño fracaso, error… La frase “No cariño, tú no has perdido, has ganado el último” no es un chiste, la escuchamos de veras y creo que le hizo un flaco favor al chaval para motivarse e ir más rápido.

-¿Por qué esa sobreprotección, esa condescendencia hacia el prójimo, no se refleja en la relación con otros congéneres en forma de actitudes solidarias?

Tampoco creo que se demuestre hacia los hijos del prójimo. Se puede cepillar cada día al propio perro e incluso cocinarle caliente y no ceder el asiento en el bus a una vecina octogenaria.

-¿Cambiará la actitud de los nuevos padres, de los padres de una nueva generación crecida en un contexto diferente, considerablemente la educación de los pequeños?

La vida es ondulante y nos parece que la ley del péndulo se seguirá aplicando a generaciones venideras. Seguramente, la disciplina y la mano dura que se aplicaron en generaciones pasadas son las que nos han llevado a tener alergia a palabras sin ninguna connotación negativa como “disciplina”, “esfuerzo”… Y sería natural pensar que el cambio también se seguirá sucediendo en el futuro.

-¿Cómo presentáis en escena esta reflexión sobre la educación?

La presentamos en una fórmula de ritual satírico donde los adultos se comportan como insectos que sirven y adoran a su hijo como si de un nuevo Dios se tratara. Nos pareció interesante empezar el espectáculo con la concepción de este nuevo ser y pasar por el estadio de la gestación, el parto y así ir avanzando hasta que el niño tiene unos siete años.