Arqueología
Una expedición alavesa halla un santuario inca en Perú
Efe
Según los expertos, el hallazgo de un centro ceremonial inca podría ser "revolucionario".
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El descubrimiento científico de un monte sagrado inca en Perú por parte de una expedición vasca podría dejar al descubierto una parte importante de la cultura de aquella civilización, lo que serviría para arrojar luz sobre la historia de este pueblo y de la humanidad.
La historiadora y experta en el mundo andino Carmen Martín Rubio considera que si las exploraciones arqueológicas confirman las primeras hipótesis, el reciente hallazgo de este centro ceremonial podría ser "revolucionario".
"Es muy importante para la historia de la humanidad porque la cultura inca apenas se conoce pese a que ningún otro pueblo alcanzó la extensión del inca, ni siquiera los romanos", ha destacado Martín Rubio.
Mars Gaming Expedition
Los protagonistas de este descubrimiento científico son los siete componentes de la Mars Gaming Expedition (nombre oficial del equipo alavés) que en septiembre recorrió sin ayudas oficiales ni apoyo institucional los andes peruanos en busca de vestigios aún por descubrir.
No ha sido fácil el viaje, sobre todo en la cuenca del río Apurimac, donde la presencia de Sendero Luminoso era mayor de lo que esperaban y se encontraron con un ambiente "hostil y paranoico".
Tuvieron que salir de allí como pudieron y sin completar su plan de exploración, pero el varapalo moral inicial lo superaron cuando lejos de aquel lugar encontraron una necrópolis inca repleta de tumbas escondidas en cuevas.
La descubrió Miguel Gutiérrez Garitano por fortuna y guiado por su intuición en una colina de 12 hectáreas de extensión a 3.700 metros de altitud.
Tras este hallazgo, la expedición todavía disfrutó de la compañía de la suerte un trecho más del viaje y encontró en la vertiente occidental de las montañas de Vilcabamba un centro ceremonial inca a 5000 metros de altura, donde fotografiaron lo que consideran que son restos de posadas, tumbas, reliquias talladas, plataformas, carreteras incas, escaleras y gradas.
A partir de ahora, buscarán la implicación de la Universidad del País Vasco y no descartan recurrir a la Unesco y a la Agencia de Cooperación Exterior de España.
a destacado Martín Rubio.
Los protagonistas de este descubrimiento científico son los siete componentes de la Mars Gaming Expedition (nombre oficial del equipo alavés) que en septiembre recorrió los andes peruanos en busca de vestigios aún por descubrir. Lo hicieron sin ayudas oficiales ni apoyo institucional.
De los 180 kilómetros que pensaban recorrer en la vertiente occidental de Vilcabamba hicieron 120 y dejaron para el año que viene el resto.
La mayor parte de la aventura ha discurrido por el camino inca en la región Vraem. Durante dos semanas han ascendido montañas abruptas de hasta 5000 metros de altitud y se han adentrado en la selva con una climatología lluviosa que no les ha dejado descansar.
No ha sido fácil, sobre todo en la cuenca del río Apurimac, donde la presencia de Sendero Luminoso era mayor de lo que esperaban y se encontraron con un ambiente "hostil y paranoico".
Tuvieron que salir de allí como pudieron y sin completar su plan de exploración, pero el varapalo moral inicial lo superaron cuando lejos de aquel lugar encontraron una necrópolis inca repleta de tumbas escondidas en cuevas.
La descubrió Miguel Gutiérrez Garitano por fortuna y guiado por su intuición en una colina de 12 hectáreas de extensión a 3.700 metros de altitud.
Tras este hallazgo, la expedición todavía disfrutó de la compañía de la suerte un trecho más del viaje y encontró en la vertiente occidental de las montañas de Vilcabamba un centro ceremonial inca a 5.000 metros de altura, donde fotografiaron lo que consideran que son restos de posadas, tumbas, reliquias talladas, plataformas, carreteras incas, escaleras y gradas.
A partir de ahora, buscarán la implicación de la Universidad del País Vasco y no descartan recurrir a la Unesco y a la Agencia de Cooperación Exterior de España.