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Entrevista

Maysun: 'No vivimos del aire, ni somos Indiana Jones'

Leire Etxazarra | eitb.eus

La fotógrafa hispano-palestina denuncia las condiciones laborales de los fotoperiodistas y niega la existencia de una mirada femenina:"Algunos editores se han sorprendido de que fuera mujer", subraya.

La fotoperiodista Maysun. Foto: Maysun.

Maysun Abu Khdeir lo tuvo claro con tan sólo nueve años: ella quería estar donde suceden las noticias, y no escucharlas de boca de otros. Todo comenzó al ver la caída del Muro de Berlín a través de la televisión, ahí nació su pasión por el fotoperiodismo y el reportaje documental, una pasión que le ha llevado a algunas de las zonas más conflictivas del planeta, como Siria. Medios de la talla de The New York Times, National Geographic, The Guardian o Der Spiegel han publicado sus imágenes.

Maysun ha visitado Bilbao hace unos días para impartir un taller fotográfico de la mano de la Escuela de Fotografía Documental Blackkamera. Con ella hemos hablado de su profesión y de sus experiencias en zonas de conflicto.

 

¿Cuál es el proceso previo a aterrizar en una zona de conflicto como Siria? Te documentas, haces contactos…

El proceso previo es el 60% del trabajo de un periodista. Cuando más te documentes sobre la zona o historia que vas a cubrir y tu red de contactos sea más amplia, tu trabajo será de mejor calidad y podrás reaccionar mejor a imprevistos que surjan en el terreno.

 

¿Cómo es un día de trabajo en una zona de conflicto?

Depende mucho de qué tipo de conflicto sea. Siempre digo que la palabra "conflicto" engloba mucho más que el "frente", el enfrentamiento armado directo. Depende también de la zona geográfica. Cada guerra tiene unas características concretas, además de etapas diferentes. No es lo mismo si haces una historia sobre desplazados por la guerra que si cubres primera línea de combate.

 

No hay muchas mujeres fotoperiodistas… ¿Cómo te desenvuelves en un entorno donde, por así decirlo, sobreabunda la testosterona?

Sí, es una profesión con poca representación femenina, pero creo firmemente que este trabajo no depende de tu género, sino de tus ojos, tu cerebro, tu forma de entender el mundo y tu modo de fotografiar. No creo que exista "la mirada femenina" y lo he comprobado varias ocasiones, puesto que, al tener un nombre de alguna manera ambiguo, algunos editores se han sorprendido de que fuera mujer al conocerme en persona. Esto desmonta muchos prejuicios de género y, por ello, me hace inmensamente feliz.

 

 

¿Tu origen hispano-palestino influye en tu percepción como informadora y como receptora de noticias sobre los conflictos de Oriente Medio?

Influye en mi percepción, como a cualquier otra persona le influye lo que ve en tanto en cuanto las injusticias son capaces de remover nuestra vida, pero esto corresponde a la ética de cada uno, no a su origen. Mi origen no define mis principios, sino mi identidad cultural como persona, si es que lo siento así.

 

Una imagen y/o historia que te haya impactado.

9 de Noviembre de 1989. La caída del Muro de Berlín. Las imágenes en la TV me sobrecogieron, aunque tuve la sensación de que no era suficiente para mí verlo en televisión. Necesitaba estar presente para comprender lo que sucedía. Años después, comprendí que eso era la semilla del periodismo, que siempre había estado allí, aletargada, esperando despertar.

 

Cuando vuelves a casa… ¿reseteas? Es decir, ¿cómo gestionas todo aquello que has visto y vivido?

Todo tiene su proceso. Se necesita tiempo para descomprimir, para digerir lo que has visto y sentido, sobre todo porque, las que cuento, suelen ser historias duras, de pérdida, dolor, pero también me llevo recuerdos bellos. A pesar de lo traumático que supone presenciar ciertas cosas, me considero afortunada de poder contarlas. Esta profesión es sacrificada, pero sólo soy un vehículo de información. Quienes se llevan la peor parte de una guerra son los protagonistas de mis imágenes, son ellos quienes nos tienen que preocupar.

 

¿Se valora el trabajo del fotoperiodista?

No. No lo suficiente. Sobre todo en las últimas décadas. Los medios no quieren pagar por fotografías, o cuando lo hacen, es una miseria que ni siquiera cubre los gastos de producción (que solemos tener que adelantar o simplemente cubrir) y eso imposibilita nuestro trabajo y hace que se pierda calidad. No vivimos del aire, ni somos Indiana Jones. Es un tema realmente preocupante hoy día y es necesario un cambio de mentalidad que restablezca el respeto por esta profesión tan necesaria y mejore las condiciones de trabajo de los compañeros. Si no, estamos perdidos, no sólo nosotros (los periodistas) sino la misma sociedad. Recordemos que la información es un derecho.

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