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Entrevista

Eñaut Elorrieta: ‘Me he sentido fuerte en este ejercicio de honestidad’

Natxo Velez | eitb.eus

El músico presenta “Irteera argiak”, nueve canciones honestas y elegantes que forman su segundo disco en solitario. Hemos hablado con él para saber más sobre este trabajo.

Eñaut Elorrieta está de gira presentando 'Irteera argiak'

Euskaraz irakurri: Eñaut Elorrieta: 'Indartsu sentitu naiz zintzotasun ariketa honetan'

Todo está en su sitio en Irteera argiak, segundo disco en solitario de Eñaut Elorrieta (Gernika, 1975), un trabajo sencillo -que no simple- y, a pesar de ello, profuso. En el disco, magistralmente producido por el propio Elorrieta y el guitarrista Rubén Caballero, el exquisito trabajo de cinco músicos ofrece un lujoso acomodo a la voz de Elorrieta que, desde una modulación más grave que de costumbre, proyecta en estas nueve canciones mensajes serenamente sinceros.  

Los ritmos de batería y percusión de Borja Barrueta propulsan al oyente de Irteera argiak con determinación y fluidez hacia las guitarras acústicas y melodías vocales de Eñaut Elorrieta, materia central de la obra, apoyándose en todo momento en los cimientos que aporta, al bajo y al contrabajo, Fernando Neira y sus líneas, precisas y retozonas (escúchese su trabajo a las cuatro cuerdas en esa sucesión de intensidades que es “Ez dago ezer” o en la pieza final, “Ur gainean”).

Esa base melódica y rítmica es mecida a continuación por los sutiles arreglos de guitarra de Caballero, que maneja las canciones a su antojo usando muy pocas notas, y todo queda redondeado por el original trabajo de Maite Larburu al violín , la viola y el theremín, que dota de una marcada personalidad a Irteera argiak.

En el apartado lírico, Elorrieta se centra en cuestiones fundamentales y canta, tanto en las cuatro canciones que llevan su firma como en las escritas por Uxue Alberdi, Joseba Sarrionandia, Jose Luis Otamendi y Bernardo Atxaga, a la muerte, al amor y a la vulnerabilidad, siempre desde una óptica humanista. 

Hemos hablado con el músico vizcaíno.

Han pasado seis años desde que publicases Deserriko kantak y, desde entonces, has participado en el proyecto Harian, en Amoria con las Hermanas Labeque y has publicado el disco Phoenicoperus con Ken Zazpi. ¿Cuándo comenzaste a componer para Irteera argiak? ¿Te gusta concentrar el trabajo de composición en un plazo concreto o rescatas material de diferentes etapas?

No lo tengo definido del todo, pero creo que no me equivoco si te digo que comencé a trabajar en las canciones de este disco hace tres o cuatro años, aunque es cierto que finalmente puede que no haya grabado ninguna de aquellas primeras canciones. He ido creando un montón de canciones, y, guiado por el instinto, me he ido quedando con las que al final he metido.

Este trabajo de edición ha sido muy constante durante todo el proceso. Por ejemplo, en el estudio decidí dejar fuera dos de las canciones que habíamos grabado. Tenía una obsesión en mi cabeza: mantener la esencia de las canciones tal y como las había compuesto, sin ningún constructo. Y, a pesar de que he trabajado con músicos tremendos y están muy arregladas, en todo momento he querido oír detrás de todo a alguien simplemente cantando esa canción con una guitarra.

Mi obsesión ha sido ir en busca de la esencia de las canciones, llegar a aquello que ya tenían simplemente con la guitarra y la voz.

¿Ha sido difícil mantener esa esencia durante la grabación?

Esa ha sido mi labor en el estudio. He trabajado con músicos muy creativos que me han propuesto un montón de cosas. Obviamente, he estado muy atento a todo ello, con una actitud muy abierta y ha sido precioso, pero mi trabajo era cuidar el alma de las canciones.

Y creo que hemos acertado. Cuando hemos empezado a ensayar después de grabar el disco, me he sentido muy cómodo a la voz y la guitarra.

Eñaut Elorrieta. Foto: Lander Garro.

Así que no has tenido que meter horas en preparar para el directo los arreglos que habíais hecho en el estudio.

Eso es, hemos buscado la sencillez. En el estudio hemos dado muchísimas vueltas a las canciones para que parezca que no les hemos dado vueltas. Es difícil mantener esa frescura, pero creo que lo hemos conseguido. El técnico Haritz Harreguy ha tenido un papel muy importante en ello: hay muy pocas cosas editadas, y la base es la grabación que hicimos todos juntos durante los primeros días de estudio.

La mezcla también es muy sencilla y orgánica, ya que queríamos cuidar la honestidad y la naturalidad propias del proyecto: la voz y la guitarra en el centro, la guitarra eléctrica a un lado y la acústica al otro… 

Te han acompañado en el estudio Borja Barrueta, Fernando Neira, Rubén Caballero y Maite Larburu. ¿Qué dirías que ha aportado cada uno de ellos al resultado final?

Ruben Caballero mancha las canciones, las afea. Dota a las canciones de un carácter más perdedor, pero de una manera muy interesante. Les da credibilidad, lo que me viene muy bien, porque yo tiendo a componer cosas muy limpias. Las canciones ganan mucho gracias a ese toque más realista.    

Las líneas melódicas del bajo de Fernando Neira me parecen una pasada. Tiene muchísima fantasía, y es uno de los músicos más sensibles que conozco. Normalmente, en mis anteriores proyectos, me gustaban líneas más simples (en Deserriko kantak no hay bajo), pero en la música que he escuchado últimamente me han llamado la atención esos bajos más melódicos, y Fernando aporta sus melodías de una forma muy sutil, siempre sonando en su sitio y de una manera muy elegante.

Maite Larburu está especializada en música antigua, ha tocado ese estilo por todo el mundo y era la primera vez que tocaba con bajo y batería. Su lógica no responde a la del pop o el rock, y ha sido increíble. Es una joya, y me ha propuesto cosas que me pillaban por sorpresa porque se salían de la lógica que he seguido hasta ahora a la hora de crear canciones; ha despertado mi lado más juguetón, y ha aplacado mi Eñaut más rígido. Maite me mejora como músico, y expande mi punto de vista musical.

Y lo de Borja Barrueta ha sido increíble. Desde el primer momento que tocó las canciones, sentí en mi interior que iba a ser clave en este proyecto. Él dice que busca un sonido “arenoso”, “pantanoso”, y ha sido fundamental en los pasajes más oscuros que buscábamos. Su aportación ha sido preciosa y básica.

¿Cómo se ha desarrollado en el estudio la lucha entre la creatividad y el afán de tener todo bajo control?

Diría que he llevado al estudio todo muy atado en cuanto a estructuras, melodías y letras, pero ha habido una creación colectiva junto a estos músicos. Este disco es como es gracias a la aportación de estos músicos.

Han sido muy generosos, y me han puesto muy fácil mi labor de director. Eso sí, he terminado hecho polvo, porque ha sido una grabación muy intensa. Proponían cosas constantemente, y cada día tenía que tomar 1500 decisiones, ya que un disco lo componen 10 000 pequeñas decisiones.

He trabajado en todo momento con una mentalidad abierta pero tirando hacia un lado, y ha sido una gozada. He aprendido muchísimo.

Me ha parecido que has cambiado tu manera de trabajar la voz. En general, la modulas en tonos más graves y las subidas aportan matices muy épicos a las canciones (“Eguzki argitan”, “Hariak”…). ¿Se trata de algo premeditado?

Sí, en los últimos años he puesto la voz en el centro. En el disco Deserriko kantak estaba en un proceso de deconstrucción después de tantos años con Ken Zazpi, y tanto en Harian como junto a las Hermanas Labeque he trabajado diferentes aspectos de mi voz. Ahora, creo que en este disco he recogido todos ellos. 

Quería alcanzar emociones, pero no quería hacerlo ni desde el drama ni desde la euforia. Mi voz, por su naturaleza, tiende a una cierta euforia en tonos altos y, cuando tu voz tiene alguna virtud, no es fácil renunciar a utilizarla. Pero creo que he acertado esta vez.   

He hecho una búsqueda muy interesante en los tonos graves, y esto me ha dado la oportunidad de cambiar también los coros. Antes, siempre tendía a buscar terceras y quintas, pero esta vez, partiendo desde tonos más bajos, he podido subir una octava.

De esta forma, he podido ganar en intensidad y emoción pero dentro de una coherencia, sin alejarme demasiado del punto de partida.

También se percibe en las letras una intención de desnudarte, y muchas de las canciones desprenden vulnerabilidad y honestidad. ¿Qué has buscado transmitir? ¿Has tenido miedo a exponerte tanto?

En cuanto a los temas, es mi disco más personal ya que cuento lo ocurrido en los últimos años, pero no he sentido ningún miedo o vergüenza.

Me parece que he sido honesto conmigo mismo, y, además, da una gran tranquilidad conseguir explicar cosas que de verdad te tocan por dentro. He reflejado los sentimientos de cada momento con el mínimo posible de máscaras, y eso te hace fuerte en tu propia vulnerabilidad, aunque parezca un contrasentido. 

Cuando cuentas a alguien lo que te sucede realmente, te sientes fuerte, conectado con tu verdad, y no sientes miedo a pesar de que saques a relucir algunas preocupaciones. Diría que he sentido algo así. 

Algunas personas me han dicho que les ha parecido valiente que hablara sobre algunas cosas, pero yo no he sentido esa valentía. Me he encontrado cómodo y fuerte en este ejercicio de honestidad.

Eñaut Elorrieta. Foto: Lander Garro.

Para las letras, has vuelto a recurrir a la poesía de Sarrionandia así como a textos de Bernardo Atxaga y Jose Luis Otamendi (Uxue Alberdi ha escritos sus textos ex profeso para el disco). ¿Qué te indica que un texto puede convertirse en canción?

Diría que es el instinto, no he teorizado sobre ello. Cada vez que leo algo, tengo una bombilla encendida y puedo ver si ese texto tiene recorrido o no, aunque a veces hay sorpresas.

En cuanto a estos textos, me parece que coinciden con la sencillez y honestidad que hemos buscado en el apartado musical, con la falta de drama y euforia. Los textos de Atxaga, Sarrionandia y Otamendi responden a ese espíritu, los tres escriben desde una especie de serenidad, sin miedo a plasmar sus contradicciones internas y preocupaciones, y eso estaba en total sintonía con el camino que quería hacer. Por eso aparecen. 

Has dado ya cuatro conciertos desde que publicaste el disco. ¿En qué formato presentáis el proyecto?

Estoy disfrutando mucho en estos conciertos. Creía que este disco requería una digestión más lenta, pero, para mí sorpresa, la gente lo ha hecho suyo muy rápidamente. No es un disco para la primera escucha, y estoy muy satisfecho con la respuesta de la gente. 

Además, tengo a mi lado defendiendo este proyecto a los mismos músicos que han grabado el disco, excepto el batería Borja Barrueta. Como vive en Granada y trabaja por Madrid, le era imposible, pero nos hemos mostrado la intención mutua de cruzar nuestros caminos en el futuro.  

En su lugar, vamos con otro músico enorme: Ander Zulaika, percusionista y batería de Zarautz que, además, hace unos muy buenos coros. Lo conocí con las Hermanas Labeque; son muy exigentes, y pidieron a quienes se presentaron a una especie de casting organizado por ellas que tocaran el “Bolero de Ravel”. Es una pieza de dieciocho minutos con un crescendo constante. Ander lo tocó de forma increíble, y me dejó alucinado.

El eje de los conciertos será el disco Irteera argiak, que tocaremos entero. También estarán las canciones de Deserriko kantak que más se aproximan al camino que estamos proponiedo actualmente, además de alguna versión y alguna canción mía más antigua.

Pero seremos fieles al sonido, estética e intención que proponemos en Irteera argiak.

¿Tocaréis solo en teatros?

Sí, en principio mi intención es tocar en invierno en teatros y salas, y luego ya veremos. Creo que esta propuesta no se puede presentar en cualquier sitio o en un ambiente de fiestas. Habrá que estudiarlo, pero voy a elegir muy bien dónde tocar, e intentaré encontrar los lugares más adecuados para que nuestra propuesta sea recibida en su totalidad.

Has presentado el disco en la Feria de Durango. ¿Qué creaciones han llamado tu atención allí?

La verdad es que este año he pasado mucho tiempo en el stand y apenas he tenido tiempo para dar una vuelta tranquilamente. De todas formas, he vuelto a casa con varias cosas: el disco de Hertzainak, el de Ruper, el libro de Sarri…

Además, con varios músicos hemos hecho un trueque de discos, que todavía no he escuchado. A ver si encuentro un rato para escucharlos con calma y disfrutarlos. 

¿Qué planes tienes ahora?

Ahora, mi prioridad es tocar en directo. En los últimos años, he estado con un quinteto de cuerda, más metido en el mundo clásico, y he estado a gusto, pero he cogido con muchas ganas de nuevo la batería, el bajo, la guitarra eléctrica… Tenía muchísimas ganas de tocar en directo y disfrutar.

Sé que dentro de unos meses me volverá otra vez a picar el gusanillo, y seguro que volveré a componer, pero, ahora mismo, necesito despejarme: tocar en directo y compartir camino, escenario y vivencias con todo el equipo.

Eñaut Elorrieta estará en concierto próximamente en:  

17 de enero, Getxo Antzokia

31 de enero, teatro Serantes (Santurtzi)

7 de febrero, sala Areria (Lazkao)

15 de febrero, sala Olalde (Mungia)