Nuevo disco
Rafa Rueda: “Quería mostrarme muy desnudo: guitarra, voz y electrónica”
Natxo Velez | eitb.eus
Adoptado el nombre de “Rueda”, el músico mungiarra Rafa Rueda presenta su sexto disco en solitario, una colección de ocho canciones asentadas sobre voz, guitarra y una delicada electrónica.
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Tal y como adelanta el título de una de las canciones del disco, Rafa Rueda llega “suave” en su sexto disco en solitario, mudados el contenido y también la apariencia, renombrado como “Rueda”. El músico vizcaíno, ex PiLT y guitarrista de Lou Topet y la banda de Mikel Urdangarin, ha vuelto a colaborar con el productor y músico Jon Agirrezabalaga (WAS, Gari) para vestir de una sutil y agradable capa electrónica su voz y sus guitarras.
Sintetizadores y, en algunos momentos, sencillos ritmos electrónicos ofrecen acomodo durante la media hora de música a inspiradas melodías de guitarra y voz. Rueda pone voz sobre esos cimientos a textos de poetas como Elena Olave, Iñigo Astiz, Joseba Sarrionandia, Mari Luz Esteban, Josu Goikoetxea, Audre Lorde e Inge Muller, mientras que en “Bide erdian” firma música y letra.
El propio Rafa nos ha explicado un poco más sobre “Rueda”.
Permíteme detenerme primero en la superficie. ¿Por qué has titulado “Rueda” al disco?
Hace ya tiempo que venía pensando en darle una vuelta al tema del nombre, y me ha parecido una buena oportunidad ya que este es un proyecto muy personal. Quería mostrarme muy desnudo, solo con guitarra, voz y electrónica. Así que me pareció un buen momento para cambiar también el nombre.
Y, además de eso, también hay algo que viene de muy atrás. De pequeño, jugaba a pelota, y en los carteles todos los pelotaris salían con sus apellidos: “Bilbao”… En cambio, no sé muy bien por qué, era “Rafa”, quizás porque se trata de un apellido no euskaldun.
Por todo eso, me pareció un nombre adecuado tanto para el nuevo trabajo como para presentarme así en el futuro, y, de paso, me he quitado esa espinita que tenía clavada desde hace tanto tiempo.
Junto a Jon Agirrezabalaga, has dado a las canciones una producción muy ligera, delicada. ¿Qué buscabais?
En Jon buscaba lo que se suele buscar en un productor, otro par de oídos desde el principio, y, además, la aportación de alguien que me permitiera hacer crecer mis canciones.
Trabajar con Jon en el anterior disco resultó una experiencia muy positiva, y en esta segunda ocasión, al no haber repetido fórmulas por tratarse de un disco muy diferente, ha vuelto a saltar la chispa de aquella vez, por muy complicado que suela resultar esto cuando vuelves a trabar con alguien.
Jon tiene una inteligencia musical muy elaborada, y sabe manejar proyectos como el mío. Ha sido una experiencia muy muy positiva.
Las canciones son sencillas, minimalistas. Se nota que están muy trabajadas en el estudio.
Es cierto. La mayor parte del trabajo lo hicimos durante la pandemia, y trabajábamos todos lod días, cada uno desde su casa, maquetando temas, proponiendo arreglos… Quizás eso haya influido en el resultado. Puede que ese trabajo de cocina se note desde la primera escucha.
Hemos estado en contacto permanente, y sí, hay un gran trabajo aparte de la composición.
La voz está en un plano muy notable durante todo el disco y hay armonías muy elaboradas. Además, en algunas canciones (“Ihes puntua”, “Zahartzeko modurik onena”) las habéis vestido con varios filtros. ¿Cuál era el objetivo?
Son recursos que encuentras cuando comienzas a experimentar. En algunos casos, como “Ihes puntua” por ejemplo, tenía muy claro qué tipo de voz quería, y así se lo propuse a Jon. En cambio, en “Zahartzeko modurik onena” el feedback fue suyo, él me propuso utilizar ese autotune o hardtune.
Hemos tenido tiempo de jugar con diferentes cosas y trabajar con tranquilidad, y el tratamiento especial de las voces era uno de los objetivos del proyecto desde el principio.
Has utilizado letras de otros escritores. ¿Qué has de ver en un texto para que te lleve a ponerle música?
Las letras de Elena Olave e Iñigo Astiz están escritas expresamente para el disco, pero el resto estaban publicados anteriormente y les he puesto música.
La verdad es que no sé definir exactamente qué me lleva a poner música a un poema en concreto. Está claro que tienes que verte reflejado en él. Sarri lo definió muy bien en el título de su libro “Izkiriaturik aurkitu ditudan ene poemak” (Poemas míos que encontré escritos).
Quizás también haya una relación más profunda, porque las melodías surgen más fácil ante unos poemas que ante otros. Pero se trata de algo muy intuitivo, y es muy difícil de definir.
En el caso de Elena Olave, por ejemplo, su libro de poemas me encantó, e intenté hacer canciones con alguno de los poemas, pero me quedé a medio camino, sin poder redondearlos del todo. Así que finalmente decidí hacer el camino contrario: crear una canción y pedirle el texto.
Siendo la situación la que es, ¿has pensado cómo llevarás el disco al directo? ¿Qué planes tienes?
Estoy en ello, no lo tengo definido del todo. Pero creo que es un disco muy flexible y las canciones se pueden defender de muchas maneras. Mi intención es hacerlo con banda, pero no lo tengo cerrado del todo. Ni siquiera sé con cuántos músicos lo haré.
Dada la situación, supongo que también daré algunos conciertos en solitario, pero, como te digo, está por aclarar del todo.
Tocas la guitarra en el disco de Mikel Urdangarin “Izurdeen lekua”, otra de las novedades de la Durangoko Azoka. ¿Qué nos puedes contar sobre este disco?
En el caso del disco de Mikel, creo que la principal diferencia es que esta vez lo ha producido Koldo Uriarte, el teclista del grupo.
Mikel vuelve a tener a los mismos músicos alrededor, pero Koldo ha sabido llevar los arreglos al terreno de cada músico y el resultado es más consecuente. Llevamos muchos años trabajando juntos, Koldo nos conoce muy bien y creo que es el disco en el que mejor se ha exprimido a este grupo.
Además, Mikel ha empezado a componer con el piano, y eso abre otras puertas. De esa manera, aunque Mikel es un músico con una gran personalidad, las canciones tienen otros detalles.