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Es tiempo de reivindicaciones

El deporte en su esencia

Xabi Gómez

Cada grupo social reclama cambios sustanciales o leves modificaciones en todos los ámbitos: economía, política, sociedad, derechos colectivos e individuales.

A través de estas líneas me gustaría ir desgranando una de las afecciones más notorias que he podido observar en el mundo del deporte. La pérdida de su esencia original.

Son ya cuatro años desde que comenzó la agónica crisis que nos azota. Desde entonces, muchas cuestiones han pasado por los focos mediáticos revisionistas. Entre ellos la incierta situación del deporte.


El deporte ha vivido durante las últimas décadas muy por encima de su capacidad económica y social. En un artículo publicado en El País con fecha 31 de Marzo 2013, el periodista Carlos Arribas afirma que hay veinticinco federaciones españolas en quiebra técnica, con lo que ello implica para los deportistas de élite. Arribas desglosa las auditorías practicadas por las federaciones y, resume que un gran número de presidentes de federación tienen sueldos anuales de 60.000 euros, a nivel de un Secretario de Estado. Expediciones a competiciones con más directivos que deportistas, billetes de primera clase, comidas desbocadas... completan el desglose. Es un ejemplo más de lo que últimamente aflora incesantemente, la mala gestión de las instituciones públicas y privadas. En este caso, deportivas.

El caso del fútbol es un ejemplo paradigmático de la transformación de un deporte a un negocio, donde el populismo en los palcos ha sido la tónica habitual entre los presidentes de turno. También la guerra sin cuartel por los derechos televisivos, deudas millonarias con el Erario público, cláusulas secretas en los traspasos de jugadores, ética más que dudosa en la conducta de un número importante de futbolistas profesionales (no olvidemos que son el espejo de muchos chavales)...

El politólogo y escritor de origen argentino Marcelo Colussi analiza desde otra óptica más global lo expuesto:

"En un mundo donde absolutamente todo es mercancía negociable no tiene nada de especial que el deporte, como cualquier otro campo de actividad, sea un producto comercial más, generando ganancias a quien lo promueve. Y tampoco estamos diciendo que esto, en sí mismo, sea reprochable en la lógica de mercado imperante. Simplemente reafirma el esquema universal que sostiene el mundo moderno, donde todo es un bien para el intercambio mercantil: recreación y salud, alimentos y vida espiritual, educación, pornografía, la guerra (...)"

No critico el fútbol como deporte, sino todo el entramado económico y político que se ha creado a su alrededor. El deporte Rey es el ejemplo por antonomasia, pero seamos justos, no es el único patrón de la parafernalia que se ha creado alrededor del deporte. El ciclismo es otro caso que esta en el punto de mira de la opinión pública. Los escándalos que salpican la reputación de este deporte vienen de la mano del dopaje principalmente. En los últimos meses hemos visto sucumbir a todo un mito como Lance Armstrong. Sinceramente opino que el americano no es más que un peón en el tablero de ajedrez mediático. Me explico. Cada año observamos desde nuestros sofás cómo las pruebas ciclistas son cada vez más exigentes para el ciclista. La razón es simple, quieren espectáculo, puro y duro, para que nosotros disfrutemos y, los organizadores de eventos deportivos saquen amplios beneficios de promoción sin tener muy en cuenta las condiciones físicas tan exigentes del circuito profesional. No quiero dar la imagen de que estoy justificando las decisiones que tomó el tejano, pero quién piense que Armstrong es el único culpable, no se atiene a la realidad. Armstrong (como otros deportistas de élite) ha sido en parte, repito en parte, víctima de una época del deporte. En ese sentido, opino que el dopaje no es sólo una particularidad del ciclismo, también otros deportes han entrado en ese círculo vicioso de competición y superación de marcas y, creo sinceramente, que es una de las consecuencias de los niveles de profesionalidad que ha llegado el deporte.

En la misma dirección, el recientemente citado Marcelo Colussi, escribe a modo de introducción en uno de sus artículos, las palabras de un ex miembro del Comité Olímpico Internacional: "El espíritu amateur que se pusiera en marcha con la reedición moderna de los Juegos Olímpicos de la mano del Barón Pierre de Coubertin en 1896 en Atenas, ya no existe. El deporte, por cierto, no nació como actividad profesional; distintas sociedades, a su modo, lo han cultivado a través de la historia, siempre como culto a la destreza corporal. La profesionalización y su transformación en gran negocio a escala planetaria es algo que solo el capitalismo moderno pudo generar". Por cierto, lo de ex, se debe a que le invitaron a marcharse...

No me malinterpreten, no pongo en tela de juicio que haya deportistas que se ganen la vida corriendo, nadando o jugando a fútbol, porque entiendo que cada deportista de élite tiene que invertir tiempo y caudales -a veces de su propio bolsillo- para conseguir una marca o una clasificación. Lo que estoy intentado transmitir es que hay que abrir un debate público sobre la extrema profesionalización del deporte, especialmente en el amateur. Un ejemplo claro referente al amateur puede ser cualquier evento relativo al atletismo. Cuenta un Blogger que participa en carreras populares desde hace años la transformación de este tipo de eventos en unos años. Antes había muchos menos participantes, tenían precios asequibles, los circuitos eran exigentes pero no sufridores y el atleta disfrutaba de la competición. Hoy día sin embargo, los organizadores de estos eventos han multiplicado los precios con el objetivo de exprimir los beneficios, muchos de los circuitos son sangrantes y el atleta acaba exhausto, por no hablar del material deportivo que es carísimo. Lo curioso según el Blogger, es que los atletas Kenianos y Etíopes siguen pasándose por la piedra a todos los "modelos de Cibeles" (sic.). En referencia a los atletas amateurs que acuden a los eventos con todo el pack de material deportivo.

FALTA DE IGUALDAD EN LAS DISCIPLINAS DEPORTIVAS

Una de las consecuencias más palpables de esta excesiva profesionalización, es la desigualdad entre las diferentes disciplinas deportivas.

Obviamente, entiendo que todo depende de números (cuantos federados, cuantos equipos...). Pero son nuestras instituciones públicas, las que al fin y al cabo deberían de fomentar el uso del deporte, blindándolo con medidas legislativas eficaces que otorguen las mismas posibilidades y medios a todas las diferentes disciplinas existentes.

Un ejemplo de un caso real bastará para ponernos en situación de comprender a lo que me refiero. A los 12 años fui seleccionado para formar parte de la expedición que representaría a la Selección de Euskadi de fútbol alevín en un torneo que se disputó en San Fernando (Cádiz). Representábamos a la flor innata de la cantera vasca de fútbol y, ahí estaba yo, portero del histórico Arenas de Getxo, con jugadores del Athletic Club, Real Sociedad, Eibar... el Staff técnico lo compusieron el entrenador Kike Liñero, un delegado, un utilero, un médico y dos directivos. Un total de 6 personas para 12 jugadores. El viaje se realizó en avión (mi primera vez) y la estancia tuvo lugar en el Hotel Bahía de Cádiz, de cuatro estrellas. Recuerdo ver jugar a Bojan Krkic y que mis compañeros de selección me dijesen: "Fíjate en ese, será un crack en el futuro, juega en el F.C. Barcelona y está cobrando ya un sueldo"... Llegamos hasta la final, perdiendo con la Selección de Valencia por 2-1. En el viaje de regreso en el avión, incluso los pilotos se percataron de nuestra presencia y nos permitieron pasar por la cabina en grupos de tres o cuatro chavales para echar un vistazo a la cabina del "pájaro". Una experiencia inolvidable. Un año más tarde tuve también la oportunidad de representar a Euskadi pero esta vez en el agua, aunque seguí bajo palos. El staff técnico estaba representado por Isusko Arias y Ander Ramírez. Dos personas para 13 jugadores. El campeonato Estatal se disputó en Málaga. El viaje se realizó en bus, con un trayecto de 14 horas aproximadamente. Del Hotel ni recuerdo el nombre, me imagino que la FVN buscaría lo más asequible. El resultado final fue sextos tras perder el último partido contra Navarra. La misma satisfacción, pero distinto sabor.

No pongo en duda las buenas intenciones de ambas federaciones, pero es un ejemplo real de la desigualdad que estoy denunciando desde ya pronta edad. Podría seguir exponiendo casos: Niñas de gimnasia rítmica y artística que entrenan de 4 a 8 horas diarias (en detrimento de estudios, amigos, familia...), ciclistas amateurs, atletas, boxeadores... en el deporte el único secreto es entrenar más y más duro.

No me gustaría dar pie a que esto es un tema de dinero, no es así. Me basta con que mis instituciones reconozcan y/o beneficien de alguna manera la ardua labor que supone ser deportista de élite, pues yo en mi casco de waterpolo llevo la Ikurriña y, por tanto, me considero un "embajador" de mi tierra. En los años que llevo en Primera División Nacional de Waterpolo en Askartza Leioa, jamás he percibido dinero, es más, lo he tenido que poner tanto yo como mis compañeros para jugar. El reconocimiento del que hablo lo hacen pequeños eventos como el que tuvo lugar hace unos meses en la foto de familia que la Fundación Bizkaialde (órgano de la Diputación General de Bizkaia) organizó. En este evento nos reunimos todos los deportistas que patrocina la Fundación bizkaitarra (Kaiku, Urdaibai, Athletic Femenino, Leioa Askartza Waterpolo femenio, Hockey, Béisbol San Inazio...). Tras la foto, nos sirvieron unos tentempiés y pudimos respirar el ambiente y el buen rollo entre deportistas. A ese tipo de reconocimientos me refiero, el hacerte sentirme especial porque representas al deporte vizcaíno al más alto nivel.

Daré más argumentos cuando hablo de la ardua labor del deportista de élite. En mi equipo, Askartza Waterpolo, de los quince componentes que conformamos el equipo masculino el 80% esta cursando una carrera universitaria. Hasta mi compañero valenciano Nando Valdivieso que es de los únicos que percibe dinero, se ha matriculado en la Universidad a distancia. Sabemos que el waterpolo no nos dará de comer. Compara y, si ves este porcentaje en un equipo de Tercera División de fútbol, como mínimo, nos lo haces saber. Yo mismo curso una Licenciatura en Historia en Gasteiz, con un horario infernal de tarde que no me permite asistir a todas las clases porque tengo el deber para con mis compañeros de entrenar como uno más. Los gastos de los viajes (diferentes buses, metros...) los sufrago yo, mejor dicho, mis padres, porque no se me permite acceder a una beca de deportista de élite debido a las exigencias formuladas para obtener tal beca.

En resumidas cuentas, la situación del deporte, actualmente, es como mínimo injusta. Se destinan auténticas millonadas a las federaciones con los consiguientes gastos extradeportivos señalados en las primeras líneas del artículo, y los que verdaderamente necesitamos apoyo o reconocimiento, estamos con el culo aire. En ese sentido me gustaría añadir que los medios de comunicación juegan un papel importante. Entiendo que hay que vender, pero por ejemplo un medio de comunicación público debe de tratar a todas las disciplinas deportivas por igual. Un medio privado que haga lo que quiera, aunque personalmente opino que programas como Los Manolos de Cuatro, no es sino un salsa rosa deportivo, y sinceramente me parece cuanto menos, bochornoso.

¿Tenemos un sistema justo y equitativo en lo que respecta al deporte? ¿Qué papel juegan las instituciones públicas en el fomento del mismo? ¿Estamos haciendo las cosas bien?

Son preguntas que yo no puedo responder porque en parte no tengo acceso a las informaciones opacas de las federaciones. Pero se me viene a la cabeza otros países donde los esfuerzos públicos están armoniosamente repartidos. Me tacharán de rojo, comunista y lo que quieran, pero el caso de la Cuba Castrista es un milagro en términos deportivos. Con todos los problemas internos, pero sobre todo externos (aislados del comercio mundial desde 1960) que tiene la Isla y, con una población que supera levemente los once millones de habitantes, el esfuerzo titánico que hace el Gobierno cubano por el fomento del deporte es digno de admirar.

Olviden todo tipo de prejuicios sobre el régimen cubano y pongan atención a las palabras del sempiterno Fidel Castro en un discurso de 2005, razón no le falta: " El deporte es y debe ser uno de los medios más eficaces con que cuenta la sociedad para contribuir al fomento del bienestar y la salud de los ciudadanos, para el desarrollo del espíritu de superación y de emulación entre las personas, para la consolidación de hábitos de disciplina social, de solidaridad entre los hombres, para el cultivo de una mejor calidad de vida; en una palabra, para la realización plena del ser humano..."

Sabiendo que ofreciendo unos datos concretos el mensaje puede calar mas hondo, compararé paralelamente las medallas obtenidas por Cuba y España en los últimos Juegos Olímpicos:

- Barcelona 1992: Cuba 31, España 22
- Atlanta 1996: Cuba 25, España 17
- Sydney 2000: Cuba 29, España 11
- Atenas 2004: Cuba 27, España 19
- Pekín 2008: Cuba 24, España 18
- Londres 2012: Cuba 14, España 17

Si Cuba, con los pocos recursos que dispone logra estos resultados, la única conclusiones irrefutable es que algo se está haciendo mal.

En definitiva y, enlazando con lo dicho al comienzo del texto, es tiempo de reivindicaciones. Es necesario dejar a un lado el "panem et circenses" romano y volver a concebir el espíritu deportivo como una práctica sana y al alcance de todos, sin distinción. Porque el deporte es una de las herramientas con mayor capacidad de cohesión y transmisión de valores democráticos y, recoceréis que en estos tiempos tan convulsos, esos valores, tienen una importancia capital en el desarrollo como personas.