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Análisis

Todos de cabeza a la ratonera siria

Jesús Torquemada

La guerra civil está tensando las relaciones entre Rusia, de un lado, y Estados Unidos y los europeos, de otro, en un ambiente que empieza a recordar a la "guerra fría" de hace treinta años.

La guerra civil de Siria se internacionaliza cada vez más. Está tensando las relaciones entre Rusia, de un lado, y Estados Unidos y los europeos, de otro, en un ambiente que empieza a recordar a la "guerra fría" de hace treinta años.

La Unión Europea ha decidido levantar el embargo de armas a los rebeldes sirios. Es decir, los países europeos que quieran suministrar armas a los rebeldes sirios podrán hacerlo. Sigue habiendo, no obstante, una gran división entre los europeos en este tema. Ese permiso servirá para que Francia y Gran Bretaña, que son los que quieren armar a los rebeldes, puedan hacerlo; pero la mayoría de los países europeos no quieren participar en ese rearme y creen, además, que es un error enviar armas a los rebeldes.

Mientras los europeos se debaten en sus eternas dudas, los aliados del presidente sirio, Bashar El Assad, lo tienen mucho más claro. Irán le sigue suministrando armas y financiación. El Hizbolá libanés se ha metido ya de lleno en la guerra siria al lado de Assad, aunque sabe que eso acarrea el peligro de que estalle una guerra civil en Líbano.

Rusia va a entregar a Assad modernos misiles antiaéreos. Como los rebeldes sirios no tienen aviación, esos misiles solo pueden servir para derribar aviones israelíes, dando por supuesto que Israel va a terminar metiéndose en la guerra de Siria. Y las presiones sobre Barack Obama para que Estados Unidos se involucre también en ese conflicto siguen creciendo.

Además de los informes que indican que Assad ha empleado armas  químicas, el influyente senador John McCain entró ayer en territorio sirio controlado por los rebeldes y desde allí reclamó a Obama que actúe ya.

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