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Análisis

Emilio Botín

Pedro García Larragán

Redacción

El Banco Santander es el primer banco de la eurozona. Emilio Botín llevaba en la presidencia casi treinta años, una larga trayectoria repleta de claroscuros.

Con más de ciento noventa mil empleados y cien millones de clientes repartidos por todo el mundo, el Banco Santander es por su valor en bolsa, 90 mil millones de euros, el primer banco de la eurozona.

Emilio Botín llevaba en la presidencia casi treinta años, una larga trayectoria repleta de claroscuros. Por una parte, pasará a la historia financiera por haber convertido a su banco en un gigante, hoy el décimo banco del mundo, y haber sabido aprovechar la crisis para activar compras y realizar ajustes que le dejan en una posición sólida.

De hecho, durante el primer semestre de este año, el Banco Santander obtuvo 2.756 millones de beneficio, un 22% más que en el mismo período de 2013. Del total de ese beneficio, un 20% está en el negocio abierto en Reino Unido, el país que ahora mismo más aporta al grupo, seguido de Brasil, otras de sus grandes apuestas. No es de extrañar por lo tanto, que la presidenta del Santander en Reino Unido, Ana Patricia Botín, tenga todas las papeletas para suceder a su padre, algo que se sabrá esta misma tarde. Una carrera de éxitos jalonada por sonoros fracasos, como el deterioro sufrido por un buen número de fondos de inversión de su banco contagiados por el ‘caso Madoff’, un masivo fraude piramidal en Estados Unidos que no supieron detectar; o, como no, la dimisión en abril del año pasado de su número dos y vicepresidente del Santander, el vasco Alfredo Sáenz de Azcuénaga, condenado en firme por el Supremo por haber interpuesto en su día, cuando presidía Banesto, una denuncia falsa contra empresarios catalanes por estafa aun a sabiendas de que no tenían responsabilidad alguna. Alguno de ellos fue a prisión por esa falsa querella. Sáenz de Azcuénaga recibió una pensión de 88 millones de euros.

Pero, además, Emilio Botín también pasará a la historia por su enorme influencia política. No sólo ha sorteado con éxito a la crisis, sino que hizo lo propio con la justicia, dando incluso nombre a una nueva doctrina jurídica, la ‘doctrina Botín’. Evitó ser juzgado porque el Supremo avaló en diciembre de 2006 que no procedía el juicio al sostener la querella sólo la acusación particular: ni ministerio fiscal ni abogacía del estado presentaron denuncia por el caso de las ‘cesiones de crédito’, cuando a finales de los años 80, el banco ‘vendió’ a terceras personas créditos a empresas, sin practicarles las retenciones fiscales obligatorias; y sin comprobar siquiera su verdadera identidad. Hubo sospechas de blanqueo de dinero y fraude fiscal, y una denuncia que no prosperó tras una batalla judicial que duró 14 años.

Tan particular resultó su caso, y tan evidente su influencia, que después el Supremo se autocorrigió, y permitió que el entonces presidente del parlamento vasco Juan Mari Atutxa sí fuera juzgado por no disolver al grupo parlamentario de Euskal Herritarrok, a pesar de que sólo la acusación particular sostenía la denuncia.

En los últimos años, desde 2008, protagonizó momentos polémicos: primero al asegurar que la crisis no iba a ser larga en España; después, cuando afirmó que la gran banca no tenía culpa sino que era de los políticos; más tarde, cuando aplaudió las reformas emprendidas por Rodríguez Zapatero y especialmente la reforma laboral; y más recientemente cuando con la mejora de la situación económica, afirmó que ‘el dinero está entrando a espuertas en España’. En los últimos meses tampoco ha ocultado su oposición a la independencia de Catalunya, ni su apoyo expreso al gobierno de Mariano Rajoy. Sus últimas declaraciones públicas la realizó el pasado 4 de septiembre, en la inauguración del Centro de Arte que lleva su nombre en Santander.

Emilio Botín muere a cinco días de una junta general de accionistas convocada entre otras cosas para un nuevo reparto de dividendos.