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Análisis

Resultado imprevisible

Iñigo Herce

Redacción

Tras el inesperado adiós de Yolanda Barcina, 4 son los candidatos que pugnarán por ser el o la cabeza de cartel de UPN en las próximas elecciones forales.

El inesperado adiós de Yolanda Barcina ha abierto la Caja de Pandora en Unión del Pueblo Navarro. Cuatro son los candidatos que pugnarán por ser el o la cabeza de cartel en las próximas elecciones forales: el consejero de Desarrollo Rural, José Javier Esparza, la senadora Amelia Salanueva, Juan Ramón Rábade y, finalmente, el presidente del Parlamento foral, Alberto Catalán. La decisión de este último de presentarse in extremis a la competición ha introducido un factor inesperado, aunque algunos daban por segura su presencia, y que quizá no esperaba quien diseñó la operación sustituir-a-Barcina. A día de hoy no hay un candidato claro y es una incógnita saber quién será la persona designada por el partido regionalista para intentar no perder el poder de la Comunidad Foral.

No hay que olvidar que Catalán, actual presidente del Parlamento de Navarra, fue quien disputó a Yolanda Barcina la presidencia de UPN en marzo del pasado año y, aunque perdió, demostró que cuenta con buena parte del apoyo del partido. Barcina obtuvo el apoyo del 51% frente al 47% de su contrincante.

Todavía no están claras las razones por las que la actual presidenta ha decidido apartarse del escenario. Una hipótesis no descabellada es la de que su persona imposibilita ya cualquier futura entente con el PSN, partido que puede ser clave en el escenario postelectoral para intentar reeditar la coalición que comenzó gobernando esta legislatura. Los síntomas de un final de ciclo político en Navarra son evidentes, y los resultados del último Navarrómetro, con una gran fragmentación prevista y los efectos del “vendaval Podemos” en el horizonte, aventuran la necesidad de tomar decisiones. La historia política reciente evidencia que el futuro de Navarra ha sido algo que PP y PSOE han considerado como “cuestión de Estado”, lo que ha provocado combinaciones políticas inverosímiles en otras latitudes.

Las espadas están ahora en alto. Que el mismo proceso de elección del candidato –si no hay primarias, no está claro qué órgano interno es el competente para tomar la decisión—es un indicativo de que alguien decidió abrir el melón sucesorio con la seguridad de que el proceso estaba bajo control. La opción de José Javier Esparza parece ser la que cuenta con el respaldo del sector oficial. Pero en un escenario con tal fragmentación, el resultado puede ser, más que imprevisible.

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