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Análisis

¿Dónde está la trampa de Alexis Tsipras?

Jesús Torquemada

Tsipras se está comportando como si en el referéndum hubiera ganado el "sí", en lugar del "no".

La actitud del primer ministro griego, Alexis Tsipras, es ciertamente sorprendente. O es muy listo y tiene un plan muy bien preparado para engañar a sus socios y a la vez acreedores, o está un poco loco. Convocó un referéndum para que los griegos le respaldasen en su enfrentamiento con los europeos. Un referéndum que no hacía falta, porque Syriza ganó las elecciones en enero precisamente con la promesa de enfrentarse a los acreedores.

Tsipras les pidió a los griegos que votasen "no". Consiguió ese respaldo con creces, nada menos que el 61 % de los votos. Y ahora se está comportando como si en el referéndum hubiera ganado el "sí", en lugar del "no". En efecto, si hubiera ganado el "sí", habría tenido la opción de dimitir o la de seguir gobernando, pero aceptando las condiciones de los acreedores. Y ahora, tras ese resonante triunfo en el referéndum, parece que empieza a aceptar esas condiciones, es decir, exactamente lo contrario de lo que votaron los griegos. El documento que pide el tercer rescate afirma que el Gobierno griego va a hacer reformas en los impuestos y en las pensiones. Esas reformas estaban ya perfectamente detalladas en el documento que la Comisión Europea presentó al Gobierno griego hace dos semanas y que Tsipras se negó a firmar, convocando el referéndum. No puede ser que Tsipras les tome el pelo a la vez a los socios europeos y al pueblo griego. Aquí tiene que haber alguna trampa.