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Análisis

El miedo de los Castro a la apertura

Jesús Torquemada

A las autoridades cubanas les intesa el modelo chino: Apertura económica sin apertura política, por miedo a que el Partido Comunista pierda el control.

Los cubanos no han recibido ninguna información sobre la muerte por huelga de hambre del preso Orlando Zapata Tamayo. Ningún medio de comunicación de la isla ha dado ninguna noticia al respecto.

En sus declaraciones a los medios extranjeros, los gobernantes cubanos, acostumbrados a echar a Estados Unidos la culpa de todo, también responsabilizan en este caso a Washington de la muerte del disidente.

Las esperanzas que había de que Raúl Castro emprendiera una cierta apertura política y económica se han desvanecido. En el fondo, eran unas esperanzas forzadas, porque realmente lo más esperable era que los dirigentes cubanos no se movieran.

Los comunistas cubanos están espantados con lo que sucedió en la Unión Soviética. Cuando Gorbachov llegó al poder en 1985, puso en marcha la glásnost, la apertura informativa. El Partido Comunista acabó perdiendo el control y la propia Unión Soviética se desmoronó. Los hermanos Castro no quieren correr ese riesgo y, por lo tanto, no están dispuestos a abrir la mano lo más mínimo.

Les interesa más el modelo chino: apertura económica sin apertura política, sociedad de consumo pero sin que el Partido Comunista pierda el control. Sin embargo, no se atreven tampoco a entrar decididamente por ese camino, y por eso sólo han adoptado unas pocas medidas liberalizadoras que no han servido para despertar a la aletargada economía cubana.

No se atreven porque, viendo la experiencia china, ese camino lleva a perder las esencias comunistas, y los Castro prefieren seguir fieles a la ortodoxia.

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