Análisis
Brasil: lo legal a veces es extraño
Jesús Torquemada
El 'impeachment' está previsto en la Constitución, pero es extraño que se tome por un asunto tan pequeño. A Rousseff se le acusa de haber hecho maniobras contables para disfrazar el déficit público.
"Todo legal, todo legal", como decía aquel presidente que tuvo el Alavés, Piterman. En efecto, que la Cámara de Diputados de Brasil inicie el proceso de destitución de la presidenta, Dilma Rousseff, es legal, está previsto en la Constitución. Ya ocurrió lo mismo en 1992, cuando el entonces presidente, Fernando Collor de Mello, fue destituido por un caso de corrupción. Por lo tanto, no es un golpe de Estado, como proclaman Rousseff y sus partidarios.
Sin embargo, sí es extraño que se tome una decisión tan grave por un asunto tan pequeño. De lo que se acusa a Rousseff es de haber hecho maniobras contables para disfrazar el déficit público, pero eso es algo que han hecho otros presidentes brasileños y que hacen habitualmente otros gobiernos de todo el mundo; recuérdese el caso de Grecia en la época de Kostas Karamanlis.
A Rousseff no se la acusa de corrupción en el caso Petrobras, aunque sí es cierto que varios de los miembros de su partido, y hasta el expresidente Lula, aparecen salpicados por ese escándalo. Sin embargo, el que sí está acusado de corrupción y blanqueo de dinero, y además, se le descubrió una cuenta en Suiza, es Eduardo Cunha, el presidente de la Cámara de Diputados y el principal impulsor del juicio político contra Rousseff. Así que todo esto será legal, pero es muy extraño.