Análisis
La misión universal de los sindicatos franceses
Jesús Torquemada
Muchos trabajadores galos cree que ya basta de inclinarse ante las imposiciones de la globalización, y que si ellos ceden no habrá ya ningún freno.
La pelea entre el Gobierno francés y los sindicatos a cuenta de la reforma laboral va a ser a muerte. Las dos partes prometen luchar hasta el final. "No cederé", dice el presidente François Hollande. "No pararemos hasta que retiren la ley", responden los sindicatos. Todos los días hay paros en algunos sectores, con la amenaza de una huelga general en el horizonte. Los sindicatos de transportes ya han hecho un aviso de huelga coincidiendo con el comienzo de la Eurocopa. Y todos los días hay también manifestaciones, y no solo en París; algunas ciudades, como Nantes y Toulouse, se están distinguiendo por su combatividad.
El enfrentamiento tiene difícil solución. El Gobierno insiste en que la reforma laboral es necesaria para aumentar la competitividad de las empresas francesas; y que, si no se aplica, se acabarán perdiendo muchos puestos de trabajo. Los sindicatos replican que eso es el cuento de siempre y que las reformas laborales no siempre garantizan la disminución del desempleo, y ponen como ejemplo el caso de España, claro. Muchos trabajadores franceses creen que tienen una especie de responsabilidad universal, que ya basta de inclinarse ante las imposiciones de la globalización, y que si ellos ceden no habrá ya ningún freno.