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Análisis

El triunfo de los blancos cabreados

Jesús Torquemada

Los únicos indignados blancos que habían salido a la calle eran los de izquierdas, los del movimiento Occupy Wall Street; pero los indignados de derechas estaban agazapados.

No sabíamos cuántos blancos cabreados había en Estados Unidos. Ahora ya lo sabemos: suficientes como para hacer a Donald Trump presidente.

Los únicos indignados blancos que habían salido a la calle eran los indignados de izquierdas, los del movimiento Occupy Wall Street; pero los indignados de derechas estaban agazapados, sin salir a la luz del día hasta ahora.

La movilización de los hispanos a favor de Clinton ha sido ampliamente contrarrestada por la movilización de los blancos a favor de Trump. Especialmente de los blancos trabajadores de los estados que componen el llamado "cinturón oxidado". Se les llama así porque es donde había grandes industrias, como acerías o fabricantes de coches, que fueron golpeadas por la crisis y cerraron, dejando a mucha gente en la calle.

Son los estados de la zona de los Grandes Lagos: Pennsylvania, Ohio, Indiana, Michigan, Wisconsin, con la excepción de Illinois, que ha votado por Clinton. Trump ha conseguido convencer a esos trabajadores blancos de que la culpa de sus problemas la tienen los chinos, los mexicanos, los negros y los hispanos.

Les ha prometido que les va a dar a ellos lo que les va a quitar a los otros. Le han creído y Estados Unidos queda peligrosamente dividido en dos mitades, cada vez más separadas.