Suspenso para Theresa May

Theresa May ha metido la pata hasta el fondo. Como ministra del Interior, como primera ministra y como candidata electoral. Como ministra, redujo el número de policías; como primera ministra, no ha sabido transmitir calma tras los atentados de Manchester y Londres; como candidata, ha hecho unas desafortunadas declaraciones, al decir que quiere cambiar las leyes de derechos humanos si son un obstáculo para combatir al terrorismo.

Una advertencia previa: a la hora de criticar a nuestros gobernantes en los temas relacionados con los atentados, debemos tener en cuenta que lo que buscan los yihadistas es causar divisiones en la sociedad europea y acabar llevándonos a una especie de guerra civil. Para ello, intentan azuzar las diferencias entre las personas que quieren acoger a refugiados y las que quieren cerrar las fronteras, las que piensan que hay que intervenir en los conflictos de Oriente Medio y las que creen que hay que irse de allí, las que defienden la libertad por encima de todo y las que ponen en primer lugar la seguridad aunque haya que restringir la libertad. No hay que perder de vista esa estrategia de los yihadistas y, por tanto, hay que intentar mantener la unidad en torno a los principios fundamentales. Pero, dicho esto, Theresa May no ha aprobado la Selectividad, o como se llame ahora.