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Análisis

Juego peligroso entre Washington y Pyongyang

Jesús Torquemada

Redacción

Tanto Tokio como Seúl intentan frenar las ansias militaristas de Trump; y no es probable que Trump se atreva a atacar sin contar con el permiso de esos dos aliados vitales para Estados Unidos.

A Donald Trump le encantaría lanzar un ataque preventivo contra Corea del Norte para destruir la creciente capacidad militar de ese país. A Corea del Sur y Japón también les gustaría eliminar la amenaza que para ellos supone Corea del Norte. Pero hay un problema: los que sufrirían realmente en esa guerra serían los coreanos del Sur y los japoneses, además de los coreanos del Norte, claro.

Corea del Norte tiene muchos cañones y cohetes apuntando a Seúl, la capital de Corea del Sur, que suma veinte millones de habitantes. No hay forma de defender Seúl. Un misil lanzado desde Corea del Norte tardaría menos de un minuto en golpear Seúl.

En cuanto a Japón, los misiles de medio alcance de Corea del Norte también podrían llegar hasta las ciudades japonesas. Así que tanto Tokio como Seúl intentan frenar las ansias militaristas de Trump; y no es probable que Trump se atreva a atacar sin contar con el permiso de esos dos aliados vitales para Estados Unidos.

En cuanto a Kim Jong-un, sabe que Corea del Norte sería destruida si se atreve a atacar primero. En ese caso, la respuesta de Corea del Sur, Japón y Estados Unidos sería contundente; no quedaría en pie ni una sola infraestructura industrial o militar norcoreana.

Y habría un cierto riesgo de enfrentamiento directo entre Estados Unidos y China, a la que no le gusta nada que los americanos anden por allí. A ver si tanto Washington como Pyongyang entienden que este es un juego peligroso en el que ninguno puede salir ganador.

salir ganador.

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