Análisis
El control de los predicadores de las mezquitas
Jesús Torquemada
Redacción
Son los propios musulmanes los que dicen que ellos no quieren imanes extremistas que inciten a la violencia. Pero es difícil controlar a los imanes.
El atentado de Barcelona ha puesto de relieve un problema al que se enfrenta toda Europa: el de los predicadores en las mezquitas. Es un problema de todos, también de los propios musulmanes. Son los propios musulmanes los que dicen que ellos no quieren imanes extremistas que inciten a la violencia. Pero es difícil controlar a los imanes. El Islam no es una religión centralizada como, por ejemplo, la cristiana. Ahí no hay Papa, ni obispos, ni una jerarquía definida. No se estudia en un seminario para ser cura, como en el caso de los católicos.
La mayoría de los imanes tienen estudios teológicos; pero, en muchas ocasiones, las comunidades musulmanas no encuentran imanes suficientemente preparados. Las mezquitas de Europa no tienen bastantes imanes franceses, belgas o españoles, y por eso acaban llegando marroquíes, tunecinos o de otros países árabes. Y de esa forma pueden colarse en Europa imanes que defienden una versión extremista del Islam.
Por eso es importante desarrollar un Islam europeo, con imanes europeos, que conozcan la realidad europea, y que no estén contaminados por el yihadismo. Las comunidades musulmanes europeas son conscientes de ello y hay que ayudarles a construir ese Islam europeo. Escuchemos a los muchos musulmanes que se han manifestado estos días en Barcelona rechazando a los autores del atentado.
No dejemos sola a aquella chica que, en Las Ramblas, gritaba desesperada, ahogada en sollozos, “soy musulmana, no terrorista”.