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Análisis

Rusia quiere más territorio de Ucrania

Jesús Torquemada

La decisión rusa de complicar la navegación de los barcos ucranianos en el Estrecho de Kerch puede ser el primer paso para arrebatar a Ucrania toda su costa en el Mar de Azov.

Rusia se anexionó la península de Crimea en 2014, aprovechando la grave crisis política que atravesaba Ucrania. La mayoría de la población de Crimea es de origen ruso, así que la anexión se camufló mediante un referéndum en el que la mayoría de los crimeanos dijeron que preferían irse con Rusia. Esa anexión no ha sido reconocida por la mayoría de los países del mundo; los occidentales, además, impusieron sanciones económicas a Rusia. Para Rusia, Crimea es innegociable. Allí, concretamente en Sebastopol, está la base de la flota rusa del Mediterráneo. A través del mar Negro, los barcos de guerra rusos pueden llegar al Mediterráneo en cualquier época del año; en cambio, los barcos que tiene Rusia en el Ártico, el Báltico o el Pacífico quedan inmovilizados en invierno.

El problema de Crimea ha traído consigo el problema del Mar de Azov. Es un mar que se comunica con el Mar Negro a través del Estrecho de Kerch. En el Mar de Azov, Ucrania tiene un puerto importante, Mariupol. Pues bien, la decisión rusa de complicar la navegación de los barcos ucranianos en el Estrecho de Kerch puede ser el primer paso para arrebatar a Ucrania toda su costa en el Mar de Azov. Por eso Ucrania se lo ha tomado tan mal.

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