ANÁLISIS
El baile de Theresa y Jeremy
Jesús Torquemada
La reunión de ayer de Theresa May y Jeremy Corbyn fue definida como 'constructiva'. Eso, en lenguaje diplomático, quiere decir que no alcanzaron ningún acuerdo.
Fue una reunión para ver hasta dónde puede llegar cada uno. El problema no es que tengan que pactar entre ellos dos; eso, al final, podría ser fácil. El problema es que tienen que pactar con sus propios partidos, y eso es más difícil.
Una buena parte de los diputados conservadores son partidarios de la salida inmediata de la Unión Europea, incluso sin un acuerdo, y no respaldan este intento de May de evitar una salida con portazo. Esos diputados prefieren un brexit salvaje antes que un brexit pactado con los laboristas. Por su parte, los diputados laboristas quieren que Corbyn le arranque a May la organización de otro referéndum.
La propuesta del referéndum salió vencedora en el último congreso del Partido Laborista, pero Corbyn no parece demasiado convencido y May no quiere convocarlo.
Hagan lo hagan, tanto May como Corbyn se arriesgan a que una parte de su propia gente les llame traidores. Bueno, para eso se supone que están los líderes políticos: para tomar decisiones difíciles en los momentos difíciles.