Análisis
Cajas vascas: ¿Y ahora qué?
Pedro García Larragán
Radio Euskadi
Tras aprobarse el reparto de poder en el nuevo banco, queda un segundo gran obstáculo por superar: la aprobación del proyecto por las respectivas asambleas, algo que debiera ocurrir en septiembre.
Dos meses de intensas negociaciones por delante para conseguir de los grupos con representación en las asambleas el apoyo necesario para sacar adelante la fusión fría.
Las asambleas de las cajas están compuestas por cien miembros, nombrados por tres criterios. Uno: a propuesta de las respectivas diputaciones y los ayuntamientos de las capitales y del territorio; dos: por los sindicatos en representación de los trabajadores, y tres, por los propios clientes de las cajas a través de plataformas independientes.
Una amalgama de intereses que no impide que en Bizkaia y en Araba, baste con el apoyo de PNV, PSE y PP. Pero no así en Gipuzkoa, en donde además de esos tres partidos, habría que conseguir el apoyo de al menos el sindicato CCOO y otros grupos.
La asamblea guipuzcoana es la más complicada, por su enorme fragmentación. Además de sindicatos y esos tres partidos, nos encontramos con varias plataformas de clientes y con formaciones como Hamaika Bat, EA y Aralar, cada uno con sus propios intereses, y algunos con una postura ya clara en contra.
El por qué de la presencia de Hamaika Bat y no de Bildu es porque las asambleas no se han renovado, y en septiembre, cuando haya que votar, seguirán reflejando el esquema previo a las elecciones municipales y forales del pasado mes de mayo.
En suma, el preacuerdo sobre el reparto de poder abre el camino, pero queda lo más difícil: lograr que la mayoría de las asambleas sobretodo la guipuzcoana, vote y ratifique definitivamente la fusión fría de las tres cajas vascas, y el alumbramiento de una nueva entidad conjunta. Se admiten apuestas.