Coronavirus
El INE confirma que el PIB cayó un 5,2 % hasta marzo por la COVID-19
Agencias | Redacción
El consumo de los hogares se hunde un 6,6 % y el gasto público sube a su mayor ritmo en 12 años mientras la inversión se desploma.
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La economía española acusó el impacto de la crisis del coronavirus y retrocedió un 5,2 % en el primer trimestre, su mayor desplome trimestral registrado en la serie histórica del Instituto Nacional de Estadística (INE), que arranca en 1970. Hasta ahora, la mayor caída trimestral del PIB era la del primer trimestre de 2009 (-2,6 %).
Así lo ha confirmado Estadística con la publicación de los datos de Contabilidad Nacional del primer trimestre, similares a los avanzados a finales de abril, aunque con cambios en algunos de sus componentes.
Con el fuerte retroceso del PIB del primer trimestre, España se asoma a la recesión, ya que para que una economía entre en lo que se considera recesión técnica se requieren dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. En todo caso, se da por hecho una contracción del PIB en el segundo trimestre, mayor a la del primero, debido a que el periodo abril-junio se vio afectado por la paralización de numerosas actividades económicas como consecuencia de la declaración del estado de alarma.
En tasa interanual, el PIB del primer trimestre se contrajo un 4,1 %, frente al repunte del 1,8 % del trimestre anterior. Se trata del mayor retroceso desde el segundo trimestre de 2009, cuando la economía española se contrajo un 4,4 % interanual. No se registraban datos negativos de PIB desde finales de 2013.
La demanda nacional restó 3,7 puntos a la variación interanual del PIB en el primer trimestre, 5 puntos inferior a la del cuarto trimestre. Por su parte, la demanda externa restó 0,4 puntos, nueve décimas menos que en el trimestre pasado.
En lo que respecta a la demanda nacional, el consumo de los hogares y las instituciones sin fines de lucro es el que presenta una aportación más negativa a la variación interanual del PIB, con -3,3 puntos, seguido de la inversión (-1,1 puntos). Esta evolución se vio compensada, en parte, por una aportación positiva, de 0,7 puntos, del gasto público.
Por parte de la demanda externa, las exportaciones restaron 2,1 puntos a la evolución interanual del PIB, frente a una aportación positiva de las importaciones de 1,8 puntos.
Caída histórica del consumo de los hogares
Los datos trimestrales muestran un hundimiento del consumo de los hogares del 6,6 %, su mayor descenso de la serie histórica. Por el contrario, el gasto público pisó el acelerador entre enero y marzo y creció un 1,8 %, su mayor alza en 12 años, concretamente desde el primer trimestre de 2008. Por su parte, el gasto en consumo de las instituciones sin fines de lucro y al servicio de los hogares avanzó un 0,8 %, cinco décimas más que en el trimestre precedente.
La inversión, por su lado, registró en el primer trimestre su mayor caída en once años (desde el segundo trimestre de 2009), al retroceder entre enero y marzo un 5,7 %.
Las exportaciones se desplomaron un 8,2 % en el primer trimestre, frente al avance del 0,6 % del trimestre anterior, mientras que las importaciones retrocedieron un 6,6%, ahondando en la caída del último cuarto de 2009 (-0,8%).
En términos interanuales, el consumo de los hogares retrocedió un 5,8 %, su mayor caída de la serie, mientras que el gasto público registró su mayor alza desde finales de 2009, con un avance interanual del 3,6 %.
La inversión se hundió un 6,5 % interanual en el primer trimestre. Este indicador no registraba una caída de esta magnitud desde el primer trimestre de 2013. Dentro de la inversión, la realizada en construcción y vivienda se desplomó un 8,3 %, su mayor retroceso en siete años.
Las exportaciones retrocedieron un 6,1 % respecto al primer trimestre de 2019, en contraste con el aumento interanual del 3,3 % experimentado en el trimestre anterior, mientras que las importaciones bajaron un 5,5 % (+2,1% en el último cuarto de 2019).
La construcción se desploma
Para facilitar el análisis del impacto de la pandemia sobre el PIB, el INE publica por primera vez las aportaciones al crecimiento de cada rama de actividad teniendo en cuenta su peso estructural en la economía española.
Así, las actividades del sector servicios explican la mayor parte del descenso interanual del PIB, con una aportación a su evolución de -2,1 puntos. Le siguen las actividades industriales (-0,9 puntos) y la construcción (-0,4 puntos). Dichas aportaciones apenas se vieron compensadas por la evolución de las ramas de actividad primarias (0,0).
Casi todas las ramas presentaron en el primer trimestre un peor comportamiento interanual que en el trimestre anterior, destacando la construcción, cuyo valor añadido bruto se hundió un 7,3 %, frente al repunte del 0,9 % del trimestre anterior. Los servicios, por su parte, registraron una contracción del 3,1 % (+2,4% en el trimestre anterior) y la industria recortó su valor añadido un 6 % (+1,2% en el trimestre anterior). La agricultura fue el único sector que aumentó su valor añadido bruto, con un avance del 0,3 %, en contraste con la caída del 5,4 % del trimestre anterior.
En el primer trimestre, todas estas ramas destruyeron empleo, salvo la industria, que elevó un 0,8 % interanual su ocupación, desacelerando 1,1 puntos el avance del trimestre anterior. La construcción redujo el empleo un 3,9 %, frente al crecimiento del 0,9 % del trimestre anterior, mientras que la agricultura registró un descenso del 7,2 %, en contraste con el avance del 4,5 % del último cuarto de 2019.
En los servicios el empleo disminuyó sólo un 0,1 % (2,4 % en el trimestre anterior). Si se miden las horas trabajadas, la construcción y la agricultura presentaron en el primer trimestre un descenso interanual próximo al 10 %.
El empleo asalariado, por su parte, avanzó un 0,8 % interanual en el primer trimestre, en contraste con el repunte del 2,5 % del trimestre anterior.
La productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo se situó en el -3,5 % y la productividad por hora efectivamente trabajada registró un avance del 0,2 %.
En este contexto, la remuneración de los asalariados pasó de crecer un 4,5 % a aumentar un 2,6 %. Este resultado es consecuencia del mayor número de asalariados y de la desaceleración del avance de la remuneración media por asalariado del 1,9 % al 1,8 %. Así, el crecimiento del coste laboral por unidad de producto (CLU) se situó en el 5,5 %, tasa 3,9 puntos superior a la variación del deflactor implícito de la economía.