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Informes periciales

El deficiente sistema de sellado provocó el desprendimiento del vertedero de Zaldibar

E. G. | EITB MEDIA

Sendos estudios realizados por la Universidad Politécnica de Barcelona y la Universidad de Cantabria afirman que Verter usó material liso para sellar los residuos y no texturizado, como correspondía.

Imagen actual del vertedero de Zaldibar. Foto: EFE

Euskaraz irakurri: Zaldibarko zabortegiaren zigilatze sistema desegokiak eragin zuen luizia

El vertedero de Zaldibar, que colapsó el 6 de febrero de 2020 soltando una lengua de medio millón de residuos bajo los que quedaron atrapados dos trabajadores, se derrumbó a causa del deficiente sistema de sellado utilizado, según dos estudios periciales.

Eduardo Pérez de Ágreda y Mercedes Sondón, docentes de Ingeniería de la Universidad Politécnica de Barcelona, y Jorge Cañizal y César Sagaseta expertos en Geotecnia de la Universidad de Cantabria han analizado las razones por las que se produjo el desprendimiento, estos últimos por encargo del Gobierno Vasco.

Ambos informes, a los que ha tenido acceso el diario Berria, concluyen que los fallos detectados en el sistema para impermeabilizar y sellar los residuos fueron los detonantes de la catástrofe que sepultó a Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán, todavía desaparecido.

Según la normativa vigente, los vertederos deben envolver los residuos acumulados en un material o tela especial llamada geotextil que garantiza su impermeabilidad, resistencia y estabilidad. Sin embargo, los geotextiles usados por la empresa Verter Recycling en Zaldibar no fueron adecuados y no aseguraron su correcta contención al suelo para hacer frente a la resistencia propia de la gravedad.

La empresa modificó en 2008 el proyecto del vertedero, y cambio el sistema de sellado. Según el plan, se debía utilizar geotextil texturizado en ambos lados, así se contendría la rozadura y los residuos estarían más sujetos al suelo. Pese a lo recogido en el proyecto, Verter solo utilizó la lámina texturizada en ambos lados en su primera etapa; después, en las fases 1 y 2, la usó solo en una de las partes, y ya en la última etapa, se empleó geotextil liso en ambos lados.

Además, el vertedero de Eizaga estaba situado en pendiente, con una inclinación de 19 grados, mientras que la ley especifica que este tipo de instalaciones deben estar colocadas como máximo a 15 grados.

Por último, cabe destacar quienes han realizado los estudios han rechazado que el ritmo de llenado influyese en el desastre, aunque sí lo hizo la altura alcanzada por los residuos. Según los informes, el dique instalado para contener la basura tenía un altura de 256 metros, mientras que los residuos alcanzaron los 383 metros. Así, la altura se superó en 127 metro. 

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