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EITB DATA

La presión fiscal vasca, por debajo de las medias de España y la UE

Mikel Domínguez | EITB Media

Tanto la CAV (36,4 %) como Navarra (36,2 %) se encuentran algo por debajo de la media española (36,8 %), según los datos de 2020. El mejor desempeño económico hace que se reparta mejor y se rebaje el impacto en el PIB.

Gráfico: EITB

Euskaraz irakurri: Euskal presio fiskala, Espainiako eta EBko batez bestekoen azpitik

Cuando hablamos de impuestos, interesa la comparación entre diferentes sistemas tributarios. La presión fiscal, que podemos medir relacionando la cuantía de los impuestos y las cotizaciones al producto interior bruto (PIB) de un país, depende del desarrollo socio-económico de cada sociedad, pero también de su ideología. Ambos elementos juegan un papel fundamental a la hora de decidir cuánto gravar en impuestos.

Según los datos de 2021 recogidos por EITB DATA, la mayor presión fiscal se encuentra en Dinamarca: los impuestos son el 46,9 % de su PIB. Cerca están Francia (45,1 %), Italia (43,3 %) y Suecia (42,6 %).

Todos esos estados están por encima de la media de la Unión Europea, que es de 41 %. El Estado español, sin embargo, se encuentra por debajo de esta media. La presión fiscal en España es de 38,4 %. Los casos de Australia (28,5 %) y Estados Unidos (26,6 %) destacan por la baja presión fiscal.

Si nos fijamos en 2020, podemos comparar los datos entre comunidades autónomas. Tanto la Comunidad Autónoma Vasca (36,4 %) como la Comunidad Foral de Navarra (36,2 %) se encuentran algo por debajo de la media española (36,8 % en 2020).

No hay grandes diferencias entre comunidades autónomas, y estas responden a las diferencias que hay entre las rentas, las tasas de paro y la desigualdad dentro de cada territorio.

Por ejemplo, Cataluña (38,8 %) y Madrid (38,5 %) tienen una presión fiscal mayor: hay unas mayores rentas que en Hego Euskal Herria, pero también una mayor tasa de paro y más desigualdad. En Galicia (34,9 %) y La Rioja (34,2 %), sin embargo, la presión fiscal es menor, pues hay más desigualdad, pese a un relativo buen resultado en desempleo.

Según refleja EITB DATA, el desarrollo económico equilibrado redunda en mayores rentas y menor desigualdad social, por lo que el objetivo recaudatorio se reparte entre más personas y se rebaja así su impacto en el PIB.