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Análisis

Chávez: sospechas razonables, pero faltan las pruebas

Jesús Torquemada

No es un secreto que vascos procedentes del entorno de ETA hacen vida normal en Venezuela. Ahora bien, mientras no haya pruebas, Chávez puede responder de forma desafiante, como lo ha hecho.

La acusación de que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ayuda a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) está respaldada por indicios sólidos. En el ordenador de Raúl Reyes, el número dos de esa guerrilla, había documentos que señalaban la entrega de dinero a las FARC por parte del Gobierno venezolano.

Reyes murió en 2008 durante el ataque del Ejército colombiano a un campamento de las FARC instalado en territorio ecuatoriano. Colombia acusó a Ecuador de lo mismo que ya acusaba a Venezuela: de permitir que las FARC instalasen campamentos de retaguardia en sus territorios.

Tanto las FARC como Chávez acusaron al Gobierno colombiano de manipular el ordenador de Reyes, pero Bogotá contratacó con un informe de expertos internacionales y de la Interpol que avalaba que eso estaba de verdad en ese ordenador.

Por otra parte, las FARC han mantenido relaciones con otras organizaciones armadas extranjeras, y no sólo latinoamericanas. Tres irlandeses fueron detenidos en Colombia en 2001, cuando el IRA ya estaba en tregua, acusados de hacer de enlace entre el IRA y las FARC.

En 2002, un informe del Comité de Relaciones Internacionales del Congreso de Estados Unidos daba por segura esa relación y mencionaba por primera vez que ETA podría haber servido de enlace entre el grupo irlandés y el colombiano.

Más tarde, en 2008, con los datos sacados del ordenador de Reyes y de documentos capturados a Mikel Antza cuando fue detenido en Francia, las policías colombiana, española y francesa empezaron a hablar de una relación directa de cooperación entre las FARC y ETA.

Por otra parte, no es un secreto que vascos procedentes del entorno de ETA hacen vida normal en Venezuela desde hace muchos años.

Ahora bien, probar la implicación directa de Chávez en este supuesto juego a tres bandas no va a ser fácil; y, mientras no haya pruebas, Chávez puede responder de forma desafiante, como lo ha hecho.