Análisis
Qué extraño lo de Bolivia
Jesús Torquemada
El Gobierno español no debería tener ningún interés especial en ayudar a Evo Morales, porque Morales no fue precisamente un aliado.
El confuso incidente de la Embajada de México en Bolivia añade más leña al fuego de la tensión entre los dos países tras la caída de Evo Morales. Nueve integrantes del Gobierno de Morales, entre ellos el ministro de Justicia, se refugiaron en la embajada mexicana.
Morales salió de Bolivia y fue acogido en México, aunque ahora se ha establecido en Argentina con el estatus de refugiado político. El nuevo Gobierno boliviano, dominado por fuerzas de extrema derecha, ha exigido a México la entrega de los refugiados en su embajada y ha establecido un perímetro de vigilancia.
México acusa a Bolivia de estar hostigando a su embajada. Y, en este contexto, se produce el extraño incidente de la visita a la embajada mexicana por parte de una delegación diplomática española acompañada de una escolta de policías españoles encapuchados. Según las autoridades bolivianas, fue una operación para intentar sacar de la embajada a algunos de los bolivianos refugiados allí. Es todo muy extraño.
El Gobierno español no debería tener ningún interés especial en ayudar a Evo Morales, porque Morales no fue precisamente un aliado. Nacionalizó de malas formas dos empresas españolas establecidas allí y habló mal de España con frecuencia, así que el Gobierno español no debería tener ninguna deuda con él.