COP26
¿Qué es el metano y por qué es importante reducir sus emisiones?
ANE SANTESTEBAN | EITB MEDIA
Se calcula que un cuarto del calentamiento global se debe a su impacto en la atmósfera.
Euskaraz irakurri: Zer da metanoa eta zergatik da garrantzitsua isuriak murriztea?
Después de que La Unión Europea y Estados Unidos hayan impulsado este martes desde la cumbre del clima de Glasgow un ambicioso plan para reducir un 30 % las emisiones de metano en la próxima década, este gas, que hasta ahora ha estado más en un segundo plano de las negociaciones de las COP, ha saltado a primera línea.
Los promotores de este pacto aseguran que cumplir ese objetivo permitiría limitar el aumento de las temperaturas en 0,2 ºC para 2050 y evitar 200 000 muertes prematuras, cientos de miles de ingresos hospitalarios de emergencia por asma y la pérdida de 20 millones de toneladas de cosechas al año.
Cuando hablamos de reducir emisiones contaminantes, hablamos casi siempre del dióxido de carbono. Es el principal gas de efecto invernadero, el principal responsable del calentamiento de la atmósfera. Pero no el único.
"El CO2 nos dice cuánto se va a calentar el planeta; el metano nos dice cómo de rápido se va a producir ese calentamiento, el ritmo al que se genera", sintetiza Manfredi Caltagirone, director en funciones del nuevo Observatorio Internacional de Emisiones de Metano (IMEO).
Se calcula que un cuarto del calentamiento global se debe al impacto del metano en la atmósfera, mientras que la concentración de ese gas está aumentando a la mayor velocidad de la historia. Actualmente es 2,6 veces mayor que en 1750, y según los expertos, este aumento sostenido puede atribuirse sobre todo a la actividad humana, combustibles fósiles y ganadería.
¿Qué es y cómo se produce el metano?
El metano o CH4 es un gas inodoro e incoloro producido por unas bacterias que descomponen la materia orgánica. Un reciente estudio de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) detallaba que el 40 % de las emisiones mundiales de metano provienen de fuentes naturales, principalmente de los humedales. El 60 % restante está ligado a las actividades humanas: casi un 25 % se corresponde con la agricultura y la ganadería, otro 21 % se debe a los combustibles fósiles y casi otro 12 % a los residuos.
Los expertos coinciden en que el sector en el que es más fácil actuar ahora es el de los combustibles fósiles, en concreto apuntan a las fugas de metano que se producen en la industria del petróleo, el gas y el carbón.
El observatorio IMEO presentado por Naciones Unidas y Unión Europea en la Cumbre del G20, que tiene como fin impulsar la acción en la reducción de las emisiones de metano, ya ha comenzado su labor centrado precisamente en los combustibles fósiles, pues es ahí donde reducir las emisiones se considera relativamente más fácil y menos costoso.
El Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS), por su parte, ha anunciado que está trabajando en una novedosa herramienta con la que se podrá monitorizar las emisiones antropogénicas de dióxido de carbono y de metano casi en tiempo real y de forma individualizada.
Menos interés
El metano ha recibido históricamente menos interés que el carbono, y por eso se ha estudiado menos. Pero el director en funciones de IMEO considera que "hay que llenar el vacío de conocimiento sobre dónde, cuánto y cuándo se producen más emisiones".
Precisamente, el pacto global presentado en la COP26 busca no sólo reducir la cantidad de metano que se libera a la atmósfera, sino también desarrollar "mejores metodologías de inventario para cuantificar las emisiones de metano".
De momento, se trata de un compromiso de un centenar de países, pero "hay que empezar a implementarlo para que países y compañías puedan mitigar emisiones de forma creíble", dice Caltagirone. "Esto es sólo el comienzo del desafío del metano, no el final", ha rematado.