Perfil de Luis Bárcenas
De la cumbre más poderosa al refugio más oscuro
Redacción
13/08/2013
Extesorero del PP y amante del alpinismo, Luis Bárcenas se enfrenta a su peor escalada, que lejos de llevarle a la cima, le ha conducido a la prisión de Soto del Real.
Dicen que lo primero que pidió para comparecer, el pasado 15 de julio, ante el juez Pablo Ruz fue una corbata, quizá para mantener su imagen de caballero. Pero lo cierto es que en cuatro años su imagen ha dado un giro radical: de hombre fuerte del PP, defendido por los suyos, ha pasado a ser un preso denostado.
Trajeado, pero esposado, Bárcenas no ha defraudado las expectativas y, armado con la artillería pesada de dos cajas de documentos y un pendrive, ha reconocido que las anotaciones de los papeles en los que se refleja una supuesta contabilidad B en el partido son de su puño y letra.
Sin duda, Bárcenas ha roto todos los puentes que un día le unieron al PP, para el que trabajó durante décadas en el aparato de contabilidad hasta que en 2004 fue elegido senador por Cantabria - comunidad con la que no le unían lazos-. Cuatro años más tarde se hizo cargo de la tesorería de su partido, que heredó de su mentor, Álvaro Lapuerta.
El periplo judicial de Bárcenas, que dentro de un mes cumplirá 57 años, comenzó hace cuatro años cuando la Fiscalía Anticorrupción apreció 'implicaciones suficientes' del todavía tesorero en la trama Gürtel y la causa se elevó al Tribunal Supremo dada su condición de senador. Fue a partir de ese momento cuando este montañero aficionado a los deportes de riesgo se enfrentó a su peor escalada que, lejos de llevarle a la cima, le condujo el 27 de junio a la prisión madrileña de Soto del Real.
Casado con Rosalía Iglesias y padre de dos hijos, el extesorero, nacido en Huelva y licenciado en Ciencias Empresariales por la Universidad Pontificia de Comillas, no perdió el tiempo y ha llegado a amasar una fortuna todavía no cifrada, aunque al menos alcanza los 47 millones de euros descubiertos en sus cuentas en Suiza.
Una fortuna desvelada tras cuatro años de investigación judicial y folios y folios de sumario que comenzaron a escribirse para el extesorero en febrero de 2009, cuando el entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón le involucró en la trama Gürtel. No le quedó entonces más remedio que dimitir, pero su partido le apoyó incondicionalmente, al menos al principio, aunque a partir de la publicación en el diario El País de los que ya todo el mundo conoce como 'papeles de Bárcenas', los dirigentes del PP apenas pronunciaban su nombre. Y dejó de recibir apoyo alguno cuando el diario El Mundo publicó hace escasos días una entrevista en la que reconocía la contabilidad B en el PP y los originales de los manuscritos.
Pese a su imagen de caballero, a Bárcenas no le han faltado gestos de chulería, como la 'peineta' que les hizo a los periodistas a su llegada al aeropuerto de Barajas en febrero pasado a su vuelta de Canadá. Chulería, pero esta vez con sus palabras, que también ha mostrado ante el juez al alardear de su éxito en las operaciones bursátiles y de sus cualidades como gestor del dinero.
Bárcenas quiere controlarlo todo y, de hecho, ha querido manejar a sus abogados hasta el punto de que éstos abandonaron un caso estrella y lo hicieran después de que el extesorero ni les informara de las revelaciones que hizo a El Mundo.
Incluso en la cárcel ha mostrado sus cualidades como relaciones públicas, donde ya ha hecho migas con algunos presos.