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Desahucio

La mujer de Arrigorriaga entrega las llaves de su casa para no arriesgarse a quedarse en la calle

O.P. | Eitb Media

Los Servicios Sociales le han advertido de que, si se retrasaba el desahucio se quedaría sin la alternativa habitacional que le ofrecían. Decenas de personas han intentado esta mañana parar el desahucio en Arrigorriaga de Joaqui, víctima de violencia machista.

Decenas de personas se han acercado a Olatxu. @batuelkar

Euskaraz irakurri: Arrigorriagako emakumeak amore eman eta etxeko giltzak entregatu ditu, kalean gelditzeko arriskuan zegoelako

Hoy, 25 de noviembre, Dia Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Joaqui, una mujer víctima de violencia machista ha sido desahuciada de su vivienda, en la que vivía con de su hija con diversidad funcional y dos nietas menores de edad. Había orden de expulsarla de su casa, para entregar ésta a su agresor, a su exmarido. 

Desde por la mañana decenas de personas se han acercado al barrio de Abusu a ofrecer apoyo a la familia. Joaqui, su hija y las nietas no se encontraban en la vivienda, sin embargo, varios miembros de la Red de Apoyo Mutuo Batu han permanecido dentro de la vivienda hasta el último momento.

La Ertzaintza ha acordonado la zona del portal de la vivienda de Joaqui, y según han denunciado desde Red de Apoyo Mutuo Batu, en un momento de tensión, ha arremetido contra los concentrados. 

Hacia las 11:30 horas ha llegado la comitiva judicial para ejecutar el desahucio, también personal de Servicios Sociales del Ayuntamiento, quienes han advertido a Joaqui que, en el caso de que se retrasara el desahucio, perdería la alternativa habitacional para víctimas de violencia machista que le ofrecía el Ayuntamiento, y en la que vive desde hace aproximadamente una semana.

Ante ese ultimátum, y ante el riesgo de quedarse en la calle, Joaqui ha cedido a entregar la llave de su casa, completándose, de esa manera, el desahucio. 

Joaqui estuvo casada con un hombre que ejerció violencia de género sobre ella, por la cual se le condenó. No obstante, su exmarido nunca entró en prisión por este motivo, ni siquiera después de haber quebrantado la orden de alejamiento.

"Nuestra vecina estuvo 2 años con escolta, pues su seguridad peligraba gravemente, haciendo que la vida en el barrio no transcurriese con tranquilidad y normalidad", señalan.

Durante los años de relación, ambos firmaron un documento notarial por el cual ella debía de abonar 625 000 pesetas a su marido para obtener la propiedad de la vivienda, mientras que él ostentaba el usufructo de ésta. Esto supone que Joaqui, a pesar de no vivir allí, tendría que hacer frente a todos los costes de la comunidad. "Evidentemente, se trata de un acuerdo injusto, que fue firmado en condiciones de manipulación y desconocimiento, en un contexto de desigualdad de poder", advierten.

Basándose en este acuerdo, su expareja denunció a Joaqui en 2019, con la intención de echarla de casa a ella, su hija y sus nietas, y así poder volver el a residir en esa vivienda. "Ella, acostumbrada a vivir todo esto en soledad, no compartió su situación con nadie más que su abogado y los servicios sociales de base hasta 2021; cuando el agresor volvió a denunciar a Joaqui, ella le contó a una vecina lo que le estaba sucediendo", explican. 

Desde hace una semana viven en una habitación cedida por el Ayuntamiento de Arrigorriaga, y buscan, junto con los Servicios Sociales, una vivienda de alquiler social adecuado para ellas.

En el siguiente vídeo, la propia Joaqui ofrece su testimonio: 

 

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