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Contra el derribo de la Escuela de las 3.000 ruedas

eitb.com

Está amenazada de demolición por el Ejército israelí, y la comunidad beduina que habita en ese área corre el riesgo de ser deportada al antiguo vertedero de Jerusalén.

Imagen de los niños en la escuela. Foto: Actuable.es

La Escuela de las 3.000 ruedas es, sin duda, una de las escuelas más peculiares del mundo. Para su edificación se utilizaron neumáticos reutilizados que fueron rellenados con adobe, logrando unas construcciones bioclimáticas que conservan el frescor en verano y guardan el calor en invierno. Está ubicada en pleno desierto de Judea, en un área comprendida entre Jerusalén y Jericó: la llamada 'Zona C', según los Acuerdos de Paz firmados en Oslo entre palestinos e israelíes.

En estos mismos terrenos desérticos e inhóspitos habita marginada, desde finales de la década de los 40, la comunidad de los Jahalin; una comunidad de beduinos con unos índices socioeconómicos y sanitarios muy inferiores a la media de la sociedad palestina. Se podría decir que son los más pobres de entre los pobres.

La construcción de la escuela supuso todo un revulsivo al convertirse también en centro social, de reunión, sanitario, de educación de adultos... Entorno a la escuela, además, se ha abierto una incipiente red de guarderías infantiles y una clínica móvil. Un proyecto ilusionante, sin duda, que tiene los días contados: Israel planea su demolición argumentando que ha sido construida sin permiso. Algo natural si tenemos en cuenta que es prácticamente imposible para los palestinos en la Zona C, obtener un permiso de construcción por parte de las autoridades israelíes.

Demolición inminente

Ya el pasado año el Ejército de Israel anunció que iba a demoler la Escuela y trasladar a los Jahalin, sin consultar con ellos, a las cercanías de antiguo vertedero de basuras de Jerusalén Este. Se trata de un lugar con unas condiciones de salubridad completamente inaceptables para los seres humanos, según ha reconocido el propio Ministerio de Medio Ambiente de Israel.

En este tiempo son muchas las voces que se han alzado para denunciar que la deportación de la comunidad beduina, que tiene reconocido el estatus de refugiados por parte de Naciones Unidas, contraviene el derecho internacional. Amnistía Internacional va más allá y advierte que la demolición de la Escuela y la deportación de la comunidad constituye un "crimen de guerra".

La misionera Alicia Vacas, que lleva cuatro años trabajando sobre el terreno, se encuentra estos días en España recabando apoyos para lograr frenar las órdenes de demolición y deportación. La pasada semana mantuvo una entrevista con el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, y en los próximos días mantendrá otros contactos con autoridades civiles y políticas, además de con colectivos y movimientos civiles de todo el Estado.

Alicia Vacas, en su calidad de enfermera, fue de las primeras personas en entrar a la Franja de Gaza tras la Operación Plomo Fundido en la que Israel asesinó a cerca de 1.500 personas. La misionera vallisoletana compareció ante Naciones Unidas y la Unión Europea para exponer los datos del informe que elaboró sobre presuntos crímenes de guerra.

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