Somos Cómplices
¡Abre los ojos! ante la explotación laboral
eitb.com
La ONG Accem lanza una campaña para sensibilizar a la sociedad frente a la trata de seres humanos con fines de explotación laboral.
Pese a constituir el tercer negocio ilícito más lucrativo del mundo, afectar cada año a cientos de miles de personas en todo el planeta y constituir una gravísima violación de los derechos, la trata de seres humanos continúa siendo un fenómeno desconocido. La realidad es aún más invisible cuando hablamos del tráfico de personas con fines de explotación laboral. ¡Abre los ojos! porque esta lacra está mucho más cerca de lo que imaginas. Es el mensaje que la ONG Accem lanza en su última campaña de sensibilización. No buscan alarmar, dicen, sino visibilizar este fenómeno para que aprendamos a detectarlo y reconocerlo.
La campaña se enmarca dentro del Proyecto MIRROR, que desde febrero de 2010 se desarrolla de manera conjunta en España, Italia y Rumania con el objetivo de identificar a víctimas de trata y explotación laboral en esos países y garantizar su protección.
Perfil de la víctima
Las víctimas de trata pueden ser explotadas en diferentes sectores laborales, como agricultura, comercio, industria textil, servicio doméstico, restauración, hostelería, construcción, entretenimiento, pesca… La víctima es, de forma mayoritaria, un hombre, de edad media, con escaso conocimiento del idioma y bajo nivel educativo en su país de origen. No obstante, el número de mujeres explotadas está aumentando, sobre todo, en el servicio doméstico y en el campo.
Es el caso de Ana, una chica de 16 años procedente de Paraguay, que se mudó a España porque una amiga de su familia le propuso un trabajo cuidando a un niño pequeño en la casa de una familia de clase alta en Madrid. “Al llegar, ella firmó un contrato donde se establecían condiciones diferentes a las inicialmente propuestas. Trabajaba 16 horas diarias, sin recibir sueldo alguno, únicamente alojamiento y comida. Los empleadores le confiscaron el pasaporte, le prohibían salir libremente y no le permitían tener contactos con su familia y con sus amigos. Al cabo de 6 meses, Ana se puso muy enferma pero los empleadores le impidieron acudir al médico. Cada vez que se quejaba, le amenazan de muerte y con hacer daño a su familia en Paraguay. Un día, un vecino que se había percatado de la situación llamó a la policía. Ahora Ana se encuentra en fase de recuperación en una organización anti-trata antes de regresar a su casa a través de un programa de retorno voluntario asistido.
Algunas víctimas, inicialmente aceptan el trabajo que les han ofrecido, pero posteriormente descubren que no son libres a la hora de abandonarlo, o que han sido engañadas. Desde Accem subrayan que “existe trabajo forzoso cuando en el momento en que el trabajador decide abandonar el trabajo, sufre coacciones físicas o psíquicas que le obligan a mantener la relación laboral o se encuentra imposibilitado de romper la relación laboral”.
De la misma manera que los empleadores no se sienten culpables de someter a las víctimas a tal explotación, las víctimas a menudo tampoco perciben su situación como una situación de explotación y anormalidad. Son personas de formación cultural y educativa de nivel medio-bajo, que desconocen los derechos laborales y las obligaciones del empresario (tanto las salariales como las relativas a la Seguridad Social), desconocedoras incluso de la existencia de leyes y derechos que protegen a los trabajadores y regulan su relación con el empleador . Esto último se acentúa por cuestiones culturales, sobre todo en el caso de inmigrantes procedentes de países de Asia y África Subsahariana donde el concepto de trabajo y de condiciones laborales dignas no coincide con la perspectiva occidental de los mismos.
Puedes reconocer a las víctimas de trata utilizando algunas pistas. Es necesario mirar con detenimiento la situación si...
- No cuentan con documentación de identidad o su documentación es falsa.
- No tienen un contrato de trabajo, o el mismo no es respetado, y no tienen cobertura de la seguridad social.
- Trabajan demasiadas horas por día.
- No reciben remuneración o tienen un control escaso de su propio dinero.
- No tienen la libertad para mudarse a otro sitio o dejar el lugar de trabajo.
- Viven en condiciones desastrosas.
- No pueden comunicarse libremente con su familia, sus amigos o con otras personas.
- Reciben amenazas o sufren abusos verbales, físicos o psicológicos.
- Reciben amenazas de ser denunciadas por ser migrantes irregulares.
- Desconfían de las autoridades.
- Tienen que pagar costes excesivos por el viaje, la alimentación, el transporte y el alojamiento, suministrados por los empleadores o los capataces.
- Sufren castigos por medio de multas arbitrarias.
- Tienen dificultades para comunicarse en el idioma del país de acogida, aunque su estancia en el mismo ya sea prolongada en el tiempo.
Desde Accem apostillan que “muchas de estas situaciones pueden aplicarse también a personas que no son víctimas de trata. Estas pistas son solamente uno de los instrumentos necesarios para identificar a las víctimas de trata. Si consideras que puedes estar ante un caso de trata, contacta con una organización especializada o un sindicato”.