Un problema que puede evitarse
La lucha contra el ruido continúa
Radio Euskadi
La Comisión Europea de la Organización Mundial de la Salud calcula que por culpa del ruido cada año los europeos pierden 1,6 millones de años de vida saludable.
Se calcula que un 20% de la población española –más de 9 millones de personas– convive con niveles de ruido que sobrepasan los niveles considerados adecuados para la salud humana. Y casi 20 millones podrían estar sometidos a índices menores, pero que también pueden causar molestias en nuestra salud si estamos expuestos durante largos períodos de tiempo. Estos son algunos de los datos que recoge el estudio ‘Ruido y Salud’ elaborado por el ‘Observatorio Salud y Medio Ambiente DKV Seguros-GAES’ con la colaboración de la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES).
Estar rodeados de ruido excesivo puede provocar desde
problemas de audición, un incremento del riesgo de padecer enfermedades
cardiovasculares, insomnio, problemas psicológicos o un desarrollo cognitivo
más lento en niños. Tanto es así, que los científicos alertan que el ruido
puede acortar nuestra vida. ‘La Comisión Europea de la OMS ha calculado que por
culpa del ruido cada año los europeos pierden 1,6 millones de años de vida
saludable, un cálculo que se realiza combinando los años potenciales de
vida perdidos por muertes prematuras y los años equivalentes de vida saludable
no disfrutados por tener un estado de salud deteriorado’ apunta Jesús de Osa,
autor del estudio.
Agente contaminante invisible
Hablamos de una problemática con una importante dimensión social que nos implica a todos, ya que somos a la vez víctimas y generadores del ruido. ‘Tenemos que ser conscientes de que es un problema asociado a la actividad que realizamos, tanto industrial como habitual, y hay que regularlo y controlarlo’, explica Itziar Aspuru responsable de acústica ambiental en Tecnalia y miembro del Consejo Rector de la Sociedad Española de Acústica.
El abogado ambientalista Alfonso Terceño, de la Asociación Juristas Contra el Ruido, recuerda que ‘la jurisprudencia europea, constitucional y del Tribunal Supremo, asevera que el ruido excesivo supone una vulneración de los derechos humanos fundamentales a la intimidad personal y familiar y a la inviolabilidad del domicilio, y si la intromisión en nuestro hogar fuera muy relevante y habitual, se verían vulnerados también, el derecho a la integridad física y psíquica’.
Terceño recomienda, por ello, que ‘cuando se empieza a padecer una agresión acústica, sea de la fuente que sea, hay que denunciarlo ante la autoridad competente’. Así, ‘nada más tener constancia de que una actividad empresarial, vecinal, o municipal, nos está ocasionando problemas de ruido, lo primero, es denunciar la situación por escrito, ante el ayuntamiento, concretando las circunstancias, los horarios etc. y solicitar una medición de los ruidos. Esto principiará una actuación administrativa, que por sí sola puede solucionar el problema’. Si finalmente necesitamos amparo judicial, Alfonso Terceño asegura que los tribunales garantizan, hoy día, nuestro derecho a la salud y al descanso; esto a pesar de que nos encontramos en un contexto ‘de retrocesos por parte de algunos poderes públicos, en la política medio ambiental contra el ruido’.
Buenas prácticas contra el ruido
Si cambiamos simplemente algunos hábitos, nuestra salud en
general lo agradecerá y podremos gozar de un entorno más silencioso. La
Sociedad Española de Acústica recomienda:
1. Proteger adecuadamente la audición evitando
exposiciones a niveles sonoros no recomendables.
2. Evitar los lugares de ocio ruidosos. Prestar atención a los malestares que pueden sentirse en el oído, tales como ruidos, silbidos, soplidos o ensordecimiento, después de una exposición a altos niveles sonoros, en discotecas, espectáculos en vivo, etc.
3. Ajustar el volumen a un nivel adecuado cuando se oye música con cascos. No se deben usar en lugares ruidosos, como la calle, transporte público, u otros ambientes donde sea necesario aumentar el nivel sonoro para poder escuchar bien la música. Es preferible el uso de auriculares en lugar de los audífonos, ya que producen menos daño al oído al estar más alejado del tímpano el foco emisor.
4. Prestar atención a los ruidos que hacemos y respetar el derecho de los demás a disfrutar de un ambiente sonoro confortable.
5. Practicar conductas cuidadosas respecto al ruido en casa, en la calle y en lugares de pública concurrencia. Extremar el cuidado en el comportamiento ciudadano evitando todas aquellas conductas que puedan producir ruido.
6. Hablar con un volumen de voz adecuado. No es necesario gritar, chillar o vociferar para que los demás nos entiendan. Evitar el uso de teléfonos móviles en lugares públicos y si no hay más remedio, hacerlo con el nivel de voz más bajo posible. Desconectar el móvil en las salas de espectáculos (cines, teatros, conciertos, etc).
7. Utilizar los aparatos de sonido con un nivel que no produzca molestias a los demás.
8. Respetar la tranquilidad de los vecinos en los momentos de diversión personal. Pensar que lo que para una persona puede ser muy agradable el disfrutar de la música y la conversación, para otras personas puede resultar un ruido insoportable.
9. Extremar el cuidado por la noche para no producir molestias a los vecinos que están descansando. No organizar tertulias en la calle, sobre todo en horas nocturnas, por las molestias que se producen a las personas que están descansando.
10. Reprender a quien tenga un comportamiento poco cuidadoso frente al ruido. Pensemos que todos somos responsables del buen o mal ambiente sonoro que nos rodea.