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Internacional

Ramadán: ni agua, ni comida, ni tabaco, ni sexo

Mikel Ayestaran nos acerca a la vida cotidiana de quienes celebran el ramadán, el mes del ayuno. 16 horas sin ingerir ni líquidos ni alimento, y menos aún fumar; lo que se nota hasta en el tráfico.

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Sobre las 4 y media de la madrugada un cañonazo anuncia el comiendo del ramadán en la ciudad vieja de Jerusalén. Serán casi 16 horas hasta que suene el segundo, que a eso de las 19:50, marcará el fin del ayuno. Será el momento en el que vuelvan al paisaje los dátiles y los mecheros, porque en este periodo tampoco se permite fumar.

"Se trasnocha mucho" asegura Ayestaran, "es como si el día se convirtiera en la noche, y la noche en el día. Tanto es así que es el momento en el que se estrenan las mejores series de televisión." Hasta el prime-time es distinto. También el tráfico. Porque el ayuno se hace largo y hasta los atascos son más intensos cuando va quedando menos para que el cañón ponga fin al día, y empiece la intensa noche.

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