'Animo a quienes han sufrido abusos sexuales a contarlo; se puede salir'

Entramos en casa de Mirian Alonso, que vive en Bilbao y tiene 46 años. Hasta hace poco, reconoce, 'parecía una persona normal, pero tenía una doble vida'.

'Nadie habla de lo que ocurre en las casas, es un tabú', arranca Alonso. 'Mi mente se paró cuando era pequeña'. Su mente la protegió de los abusos sexuales infringidos por su padre. La hizo sentir mala y culpable. Creció y vivió con esos recuerdos, 'he sido una persona desestructurada. Parecía una personal normal, pero tenía una doble vida'. Buscaba en las drogas apagar su malestar, ese secreto que nunca escapó de su interior. 'Lo más horrible es no poner nombre a lo que te ocurre'.

En una terapia 'reviví un abuso, y fue como ver la luz'. A partir de ahí, con la ayuda de Garaitza, asociación para el tratamiento de abusos sexuales y maltrato en la infancia, pudo salir adelante. 'Yo negaba que me hubiera ocurrido. No quería hacerle frente'. 'Si el primer hombre que conoces, que es tu padre, abusa sexualmente de ti, te haces una idea de que el amor tiene que ver con la violación'. En consecuencia encontró relaciones dañinas en las que la volvieron a violar. 'Me sentía sucia'. Alonso intentó esconderse y relacionarse con gente 'sucia' donde se sentía entre los suyos. En las terapias empezó a afrontar la vergüenza, el sentimiento de haber fallado en la vida.

'Ahora se que puedo cumplir mis sueños. Soy una persona diferente', se muestra satisfecha Alonso, y lanza un mensaje a personas que hayan pasado por abusos sexuales como ella: 'hemos pasado un infierno, una terapia es un infierno aún mayor, pero se sale, y cuando sientes libertad nada tiene ese precio'.