Violencia contra la mujer
'¿Por qué no se hace seguimiento al agresor en vez de a la mujer?'
El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres. En la CAV 66 mujeres viven con escolta. Hablamos con Ertzaintza y movimiento feminista.
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Ruth Ortega es agente de la unidad de violencia de género de la Ertzain Etxea de Bilbao. 'Se realizan valoraciones de riesgo para que con preguntas de sí o no podamos determinar el nivel de riesgo'. Existen cuatro categorías, que se van actualizando, cada una de ellas cuenta con una protección determinada hasta establecer un escolta privado en casos especiales. Son 66 las mujeres que viven con escolta en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, 26 de ellas en Bilbao. 'Es una medida voluntaria de protección que se oferta a la víctima. No es una vigilancia'. Las relaciones entre protectora y protegida suele ser 'fluida, inevitablemente coarta su libertad'.
Explica Ortega que 'hay víctimas que en primer hecho acuden y otras que van aguantando toda una vida'. Se denuncia más, reconoce Ortega 'algo está empezando a funcionar'. No existe un perfil de víctima, dice, 'desde adolescentes de 14 años a mujeres de 80'.
Marta Brancas, portavoz del Movimiento Feminista de Bilbao, atiende a Radio Euskadi minutos antes de que entreguen una carta con medidas a aplicar en los tribunales al presidente del TSJPV Juan Luís Ibarra. 'Se sacan la foto y si te he visto no me acuerdo', reprocha a las intituciones Brancas. 'Ni siquiera las leyes se cumplen y depende de los jueces'. Se pregunta Brancas si existe una preparación adecuada para realizar las valoraciones de riesgo, y pone como ejemplo un reciente asesinato machista en el que previamente se había rechazado dicha valoración. '¿Por qué no se hace seguimiento al agresor en vez de a la mujer?'. 'No se cree a las mujeres y mucho menos a las niñas', lamenta Brancas, 'tienen que creerlas para que no mueran más. En Ertzaintza y Juzgados se juzgan hechos concretos y no a malos tratos continuados que no se tienen en cuenta'.
'Al hacer vigilancia al agresor ellos mismos los han denunciado por coacción', explica Ruth Ortega, 'si un juez les deja en libertad la única vigilancia es la pulsera o una orden de alejamiento'. Para ejercer una escolta de forma correcta 'debe de haber una colaboración'. A un agresor es 'imposible' vigilarlo, si no hay colaboración. 'No dirá sus rutinas, ni a que hora sale. Eso sería una vigilancia que incurriría en coacciones'. Las víctimas 'están contentas' con lo que reciben de la Ertzaintza, apunta la agente de la unidad de violencia de género.