Lourdes Zabalza
"Aunque hayan pasado 35 años, la tristeza y la impotencia siguen vivas"
Lourdes Zabalza ha confesado que el caso de su hermano se ha convertido un tabú para la familia. El forense Paco Etxeberria lo califica de "escándalo de campeonato".
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35 años después de la muerte de Mikel Zabalza, su familia continúa sin hallar respuestas. El caso está sobreseído desde 2010. La Guardia Civil no abre la mano a la información. Geroa Bai ha pedido la comparecencia del ministro del Interior Fernando Grande Marlaska para saber que ocurrió aquel 26 de noviembre de 1985, cuando varios guardia civiles se lo llevaron al cuartel de Intxaurrondo. 20 días después apareció muerto en el río Bidasoa, donde acabó según la Guardia Civil cuando se escapó en la identificación de un zulo. La familia nunca lo creyó. Mikel no sabía nadar. Meterse en el rio de forma voluntaria hubiera sido un suicidio. Autopsias posteriores abren la puerta a las torturas y el caso se convirtió en un galimatías pasaron por el más de 10 jueces. Una de sus hermanas, Lourdes Zabalza ha condenado en "Boulevard" de Radio Euskadi la falta de información por parte del Estado, ya que la única llamada que han recibido ha sido la que realizó Luis Roldán para comunicarles que había aparecido un cuerpo esposado en Endarlatsa. Lourdes fue quien cogió el teléfono, y le preguntó si era su hermano; "quién va a ser pues" fue la respuesta que recibió. La familia se siente "en general" apoyada por la sociedad, pero siguen buscando respuestas. 35 años después, pedirían imparcialidad, que se investigue, "independientemente de quiénes fueron los causantes, y que lo saquen a la luz. Y que pongan los medios para que no vuelva a ocurrir".
Al experto en temas forenses Paco Etxeberria le produce una enorme tristeza y una enorme injusticia, entonces y ahora, y ha tildado el caso de "escándalo de campeonato". Él nunca se creyó la versión oficial de ningún modo, e incide en que nadie se la creyó. Apunta que el escenario tiene especial importancia, y afirma que es "imposible que él, estando esposado, se hubiera lanzado por ese agujero del río Bidasoa. (...) Se les fue de las manos, y a partir de ahí, hicieron un apaño". Etxeberria indica que, aunque hayan transcurrido 35 años, se puede recoger de nuevo la prueba testifical, documental y pericial con una visión crítica", y que ello podría llevar "a una reflexión por parte de la autoridad judicial diferente a aquella que sirvió para dictar el auto de archivo".