"Culpables no hubo porque no hubo juicio. El Estado pagó las indemnizaciones"

Este viernes, 23 de octubre, se cumplen 40 años de aquel terrible 23 de octubre de 1980. Eran casi las doce del mediodía, cuando los 900 alumnos del colegio Marcelino Ugalde de Ortuella volvían a clase después del recreo, en ese momento una enorme explosión sacudió por completo el colegio. El suelo de dos aulas se derrumbó y 128 alumnos quedaron atrapados. Murieron 50 niños de entre 5 y 7 años y 3 adultos. Cada año, un ramo de rosas blancas recuerda a todas las víctimas de un suceso que conmocionó al país y que ha dejado una herida en Ortuella.

Manuel Fernández Ramos, alcalde de Ortuella en aquel entonces, señala en "Boulevard Informativo" de Radio Euskadi que los recuerdos "son intensos". Ortuella contaba en aquel entonces con unos 8 000 habitantes "familias duras, humildes" en un pueblo que "proviene de la mina".

Hoy en día se "habla más libremente de aquello", aunque en su caso, sigue hablando "poco". Durante "más de medio año, en los bares del pueblo ni se cantaba y las conversaciones entre los amigos eran silenciosas".

"No hubo culpables porque no hubo juicio" explica el exalcalde, "el Estado se allanó, esto es, aceptar la denuncia que le hace alguien, y hubo indemnizaciones".

Txaro del Campo, exprofesora del centro Marcelino Ugalde, estaba "embarazada de 7 meses y tenía cita con el cirujano" por lo tanto no estuvo presente en el momento de la explosión, aunque si que estuvo un rato durante la mañana hablando con una de las profesoras que falleció en el accidente, "recordar aquello te remueve por dentro".

Cuando salió del cirujano cogió un taxi y en la radio "decían que habían puesto una bomba en el colegio. Al principio se dijo que fue un atentado de ETA, aunque luego se descartó".

Txaro tuvo que presentarse en el ayuntamiento para decir que estaba viva puesto que pensaron "que había fallecido". Su hijo nació "justo 2 meses después".