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Iñaki Irusta, Ertzaintza

"La policía científica siempre está metida en los hechos más graves"

O.V. | EITB Media

El recién jubilado jefe del área de la policía científica de la Ertzaintza, Iñaki Irusta, ha repasado su trayectoria profesional en Radio Euskadi, "el ser humano a veces es peor que un animal".

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Iñaki Irusta lo ha visto todo, también desde el microscopio. Creó el laboratorio de policía científica de la Ertzaintza cuando era poco más que una humilde y modesta sala. Todo muy rudimentario, en el año 89 en Bilbao. Tres décadas después se acaba de jubilar de su labor como jefe del área de la policía científica y al mando de 10 laboratorios ultraespecializados. Ha participado en más de 90 000 casos, y algunos dejan una profunda marca.

En estos años ha cambiado todo, "las técnicas, los productos, los medios" ha contado en "Boulevard Informativo" de Radio Euskadi. Una de las labores, además de las propias de la policía científica, ha sido atender a las "visitas de los centros escolares" para así "dar a conocer y humanizar a la Ertzaintza".

De los más de los 90 000  casos en los que ha participado, uno de los que más recuerda fue el de "un depredador sexual que atacaba a sus víctimas con cloroformo" y que estuvieron buscando "durante años". Finalmente, tras 8 años de investigación dieron con él y fue "una satisfacción".

Dani Álvarez también ha participado en la entrevista puesto que tiene una relación personal con Iñaki Irusta tras su participación en "El lector de huesos", programa que en palabras del periodista, "fue el espaldarazo para dar a conocer la Ertzaintza en la sociedad". "Nosotros descubrimos a la Ertzaintza por dentro, lo que aparece en la ficción no se parece en nada a la realidad".

Cuestionado sobre la relación con los medios, Iñaki Irusta ha señalado que "requieren información en momentos delicados y tenemos que ser cautos", aunque ha reconocido que "se ponen trampillas" utilizando a los medios para desviar la atención y "trabajar en otros individuos y en otras vías".

Irusta ha explicado la dificultad que entraña la labor de la policía científica ya que han ido a escenarios que "previamente han sido limpiados por el individuo que ha cometido el delito". En un caso dieron con el autor "por una marca en la hebilla del reloj" del que consiguieron sacar una "muesca de adn". En el caso de Virginia Acebes por su parte, dieron con "la pista buena a partir de un pelo cano". En otro caso que permanece en la memoria colectiva de esta sociedad, en el caso de Amaia Azkue, dieron con el autor del crimen "a través de unos cordones". "El ser humano es peor que un animal. Te das cuenta de la miseria humana" se ha sincerado.

También ha explicado como el detenido "puede estar presente en la inspección ocular", y en esos momentos, "miramos a los ojos para ver su psicología".

La labor de la policía científica implica "muchas horas fuera de la jornada laboral, mucho viajes" y a veces se lleva "una pequeña desilusión" porque no encuentra esa "pasión, ese compromiso" en las nuevas generaciones. "La labor de la policía científica es más sacrificada".

Otro de los casos que más le ha impactado fue el de shaolín, "encontramos cuerpos desmembrados y no sabíamos cuántas víctimas había".

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