La historia de Abba e Isabel
"La mayoría arriesgamos la vida para buscar otra oportunidad, no para molestar"
O.V. | EITB Media
Miles de migrantes emprenden un tortuoso viaje con una mochila llena de ilusiones que no siempre consiguen alcanzar. Hoy queremos conocer la historia de Abba e Isabel, una historia con final feliz.
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Si llegar a Europa resulta arriesgado y no siempre se consigue, la vida en el viejo continente no es muchas veces la que esperaban. Aunque hay excepciones. Historias de migrantes que con tesón, y con personas que les ayudan en el camino, consiguen alcanzar sus sueños.
Esta es la historia de Abba, un chico Senegalés que a los 22 años decidió dejar su tierra para alcanzar un futuro mejor. Primero se fue a Mauritania donde trabajó en la pesca. Después decidió cruzar el charco en patera. Estuvo en una casa de acogida en Las palmas de Gran Canaria y cuando le queda muy poco para quedarse en la calle le acogió Isabel, una mujer que lleva 40 años ayudando a los migrantes en las Palmas de Gran Canaria.
Abba estuvo dos años viviendo con Isabel y su familia, dónde "ha sido uno más, mis hijos le llaman hermano". Isabel le ayudó mucho, le animó a seguir su camino, y Abba decidió venirse a Euskadi porque aquí al tasa de paro era más baja. Primero estuvo en Bilbao dónde trabajó en lo que pudo y en Durango ha conseguido lograr su sueño. Abrió su primera panadería en 2017 y ahora ya tiene la segunda.
"Ha valido la pena" ha dicho Abba ante los micrófonos de "Boulevard Informativo" de Radio Euskadi. "Cuando no tienes muchas oportunidades ves que tu vida no tiene sentido y lo único que quieres esa darle sentido" ha contado Abba.
Actualmente Abba tiene cerca de 40 años y trabaja junto a su hijo en una de las panaderías, donde Abba atiende en euskera y en castellano a sus clientes. La clave para conseguir las cosas en "la motivación y encontrar a las personas adecuadas en el camino. Una de ellas es mi madre española, Isabel". "He vuelto a renacer gracias a ella" ha contado Abba.
Isabel ha contado cómo conoció a Abba y por qué le ofreció quedarse en su casa, "como uno más". Isabel apreciaba mucho de Abba la capacidad que tiene de "escuchar a los mayores y tener en cuenta su experiencia". "Siempre creí en el él, tenía la capacidad y la inteligencia para continuar su vida adelante". Isabel ha explicado que "empatiza con el dolor de la personas" y que no somos conscientes del drama que tenemos. "Hoy hay 10 pateras desaparecidas, hablamos de 500 personas que no sabemos dónde están".
Abba ha rememorado su vida pasada, cuando intentaba llegar al continente. "Yo llegué a ver mi final, que iba a morir" es por ello que no recomienda a nadie, ni familiares ni amigos, a emprender el viaje que tuvo que hacer él. Cuando habla con sus familiares y amigos de Senegal les dice que lo intentarán "hacerlo de una forma legal pero no por esos caminos".
Abba ha agradecido a Isabel todo lo que hizo por él, "Isabel ha sido la clave de todo, me salvó la vida", y añade que, "la mayoría arriesgamos la vida para buscar otra oportunidad, no para molestar ni quitarle nada a nadie".