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Adiós de Munilla

Voces de defensores y detractores de Munilla ante su despedida de Gipuzkoa

EITB Media

José Ignacio Munilla agota sus días como obispo de San Sebastián. Este próximo domingo, 6 de febrero, oficiará su última misa en la catedral del Buen pastor, antes de desplazarse a tierras más cálidas, después de que el papa le haya designado nuevo obispo de Orihuela-Alicante.

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El obispo Munilla ha estado 12 años al frente de la diócesis guipuzcoana, en un mandato no exento de polémica. Desde el primer minuto un centenar de párrocos, el 77 % del clero guipuzcoano firmó una declaración rechazando su designación. Munilla, nacido en Donostia en 1961, estuvo destinado en primera instancia en Zumarraga, donde fue coadjuntor y después párroco durante 20 años, y a los 44 años fue designado obispo de Valladolid, convirtiéndose en el prelado más joven del momento. Estaba considerado como un religioso del ala conservadora de la iglesia española y se había formado en Toledo y no en el País vasco. El obispo Munilla no ha dejado indiferente a nadie, haya sido desde el púlpito, desde su programa de Radio María o a golpe de twit, ya que ha hablado abiertamente sobre cuestiones de candente actualidad como la homosexualidad o sobre el feminismo, en términos que han molestado incluso a ciertos religiosos de la propia iglesia guipuzcoana.

Iñigo Mitxelena, párroco de la iglesia de San Sebastián Mártir del barrio del Antiguo, un cura joven 45 años, euskaldun, de Villabona, cree que Munilla ha sido un obispo cercano y dialogante, "es innegable que ha sido un obispo que ha sabido ganarse a la gente". Pero no lo cree así Javier Hernáez, recién jubilado, párroco del barrio de Alza durante más de 40 años y muy crítico con la gestión del Munilla. En palabras a "Boulevard" de Radio Euskadi ha declarado que "ha sido un obispo con mucho poder", un obispo que a él particularmente no le ha gustado. En opinión de Hernáez, bajo el mandato de Munilla no ha visto una iglesia samaritana, que esté con el diferente, cercana, que no juzga o que no condena. Es más, el exparróco de Alza ha añadido que "cuando ha puesto a determinados curas en determinadas parroquias, grupos enteros de catequistas se han marchado". Además, Munilla ha impuesto "prácticas religiosas de la Edad Media".

Munilla se calará el sombrero pontifical con el que entrará en su nuevo destino, Orihuela, a mediados de mes. Lo hará siguiendo el mismo protocolo que se sigue desde el siglo XVII: a lomos de una mula blanca. Mariano Cecilia, doctor en Historia del Arte, doctor en Geografía Humana, y conservador del Museo de Arte Sacro de Orihuela, ha explicado ante los micrófonos de Radio Euskadi que esta tradición data de la Edad Media y no se conserva en ningún otro lugar del mundo, por lo que a su juicio debería "ser declarado patrimonio de la humanidad" ya que es "un testimonio único de una de las celebraciones públicas de mayor relevancia que se hacía en las ciudades que tenían rango de episcopal". Esta entrada a lomos de una mula viene a emular la entrada de Cristo en Jerusalén.

Antes de llegar a Orihuela, eso sí, tendrá que cumplir con el también tradicional recorrido por varias localidades cercanas. Alguno de los predecesores de Munilla tardó seis días en llegar, por lo que era obligado parar en otras localidades para pernoctar, para tomar fuerzas. Antes de llegar a la puerta de la ciudad, se vestirá la capa y el sombrero pontifical para subirse a la mula y una vez en la puerta le esperarán las autoridades, entre ellas el alcalde que le preguntará "¿quién va?". Y sobre esa misma mula, una vez atravesada la Puerta de la Olma, recorrerá las calles de Orihuela hasta llegar a la catedral de El Salvador y Santa María donde, si todo va bien, se iniciará la ceremonia de toma de posesión sobre las cinco y media de la tarde. Munilla se convertirá en el obispo numero 37 de Orihuela.

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