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Deporte y gestión de emociones

Iñigo Aguinaga: "Uno de los grandes errores es equiparar el fútbol profesional con el fútbol base"

O.V. | EITB Media

Iñigo Aguinaga es psicólogo del Deporte y profesor de Psicología en los cursos de entrenador de la Federación Vasca de Fútbol. Es también, autor del libro "Lo que nunca me contaron del fútbol", que intenta cubrir una de las carencias del fútbol base: la gestión de las emociones.

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El autor del libro "Lo que nunca me contaron del fútbol" ha explicado en "Boulevard" de Radio Euskadi, que en parte ha escrito el libro porque a lo largo de su carrera deportivo se dio cuenta que faltaba una figura que pudiese ayudar a los deportistas para tratar temas emocionales y psicológicos. Aunque hoy en día cada vez se habla más sobre la importancia de la salud mental en el deporte, "siempre ha sido un tema tabú". A los deportistas, "siempre nos ha costado mucho hablar de los que sentimos, de lo que experimentamos" ha explicado el psicólogo del Deporte.

Lo más difícil para los más jóvenes puede ser la gestión de la presión a la que se les somete cuando empiezan a jugar al fútbol, sobre todo a medida que va creciendo el contexto deportivo y se enfrentan a situaciones estresantes que pueden venir de las familias o de los entrenadores que "ejercen unas expectativas desproporcionadas y una presión excesiva", y el entorno deportivo se puede convertir en algo que perjudique a los más jóvenes "en su bienestar psicológico". El profesor de Psicología destaca la importancia de conocer las motivaciones de los menores a la hora de hacer deporte.

El libro de Aguinaga se basa en su propia experiencia y en la de su hermano pequeño para contar la historia del protagonista, Ibon, 'Siete', para sus amigos y amigas de la cuadrilla, que como él tienen motes relacionados con el fútbol: está el "Pichichi", el "Guaje" o "Eri", (en alusión a su jugadora favorita, Erika Vázquez). Una cuadrilla que a su edad, solo quieren jugar a fútbol por diversión. Pero las cosas cambian cuando el fútbol entra en otra fase, cuando empiezan a competir y con ella llegan los miedos y sus consecuencias. El protagonista, 'Siete", le pone nombre a lo que le pasa: "el monstruo de las sensaciones desagradables". Sensaciones desagradables que se traducen, por ejemplo, en un dolor de estomago cuando sale al campo. Aguinaga ha explicado que la sociedad, muchas veces, da a la competición un valor que no tiene, ya que a veces "parece que lo único que interesa es ganar". El "monstruo", ha añadido, aparece cuando la familia y el entrenador presionan más cuando llega la competición y el menor "comienza a no disfrutar". Ha puesto como ejemplo, que muchos niños y niñas disfrutan del entrenamiento pero cuando aparece la competición dejan de disfrutar. "Uno de los grandes errores es equiparar el fútbol profesional con el fútbol base" ha declarado.

En el libro, a otro de  amigos del protagonista, a "Zenetti", además, le agobia la presión que ejerce su padre que está tan preocupado por su eficacia en el campo de fútbol que se le olvida hablar de otras cosas con su hijo. El libro, que está escrito en castellano y en euskera, está pensado para deportistas del fútbol base, y "para cualquier persona que esté involucrada en el mundo del deporte", ya sea familiares o entrenadores. Aguinaga cuenta en el libro el cambio que experimenta esta cuadrilla cuando aprenden a escucharse, a comprender que "todos las emociones son válidas". A estas edades no son muy dados a hablar de sus cosas, ni a compartirlas, pero tampoco saben interpretar lo que les pasa. También se aporta alguna pauta básica para evitar que esas emociones se desborden, que el semáforo pase del verde al rojo: una estrategia muy básica es respirar, hacerlo de manera consciente para tomar tiempo antes de actuar llevado por el miedo o la presión.

Por otra parte, en el deporte se corre el riesgo de que la pasión se convierta en obsesión. Asier Oribe, 24 años, empezó en primer curso de la universidad a ponerse en serio con la alimentación al comenzar a entrenar el gimnasio. Según él, la alimentación y el entrenamiento van de la mano. "Mido cada alimento que me meto al cuerpo, procuro medirlo todo" ha asegurado. Asier está "aprendiendo" a no limitarse y a que el deporte y la alimentación no le condicionen su vida.

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